Recesion y devaluacion: necesidad del cambio

AutorHilario Barcelata Chávez
Páginas44-45
La Economía Mexicana. Crisis y reforma.
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Hilario Barcelata Chávez
44
No devaluar, significaría, aguantar las presiones financieras (tanto políticas, como
económicas).
Sacrificando las reservas de divisas, (a la fecha ya mermadas) lo que de alguna
manera mantendría vigente el Pacto y permitirá seguir conteniendo la inflación, por lo
menos hasta diciembre cuando sea presentado el nuevo programa de gobierno soporta
estas presiones, que se acrecientan con la inestabilidad política, hasta fin de año, o
sucumbirá en esta terrible carrera contra el tiempo podrá manejar la situación y
encontrar pronto una alternativa viable que pueda relajar la tensa situación a partir de
septiembre. Se impone, de pronto, una solución que se puso en práctica hace seis
años y que parece, en estos momentos, la más viable; no devaluar y no decretar un
control generalizado y selectivo de cambios, medida a la que siempre se han opuesto
las autoridades financieras del país pero que no aplicarse provocaría que la economía
se le fuera al gobierno, otra vez, entre las manos.
Devaluar o no devaluar sin una medida de este tipo provocará serios trastornos a la
economía.
Decretar el fin del Pacto a estas alturas liberando precios, acentuaría la anarquía
financiera, al final el más perjudicado sería el pueblo mexicano, el que sobre sus
espaldas ha cargado el peso de la crisis durante seis años, el que de forma sin
precedente fue a votar el 6 de julio exigiendo un cambio, el que hoy se manifiesta en
las calles como queriendo recordarle a alguien que se gobierne sobre personas que
sientan y piensan y no sobre esquemas teóricos y modelos econométricos que sólo
conciben agentes económicos sin identidad personal.
RECESION Y DEVALUACION: NECESIDAD DEL CAMBIO 1988
Todo parece indicar que la crisis de la economía mexicana tenderá a agudizarse en los
últimos meses de este año, primordialmente debido a la situación financiera del sector
público y las condiciones prevalecientes en el sector externo de la economía.
El déficit financiero del sector público llegó a 27 billones de pesos durante el primer
semestre del año, esto es, 15 por ciento por encima de lo programado. Este
incremento se debe al aumento del 2.5 por ciento en la tasa "libor" de los bancos
ingleses, en base a la cual está contratada la mayor parte de la deuda externa
mexicana y cuyo pago de intereses representó el 65.6 por ciento del gasto del gobierno
en este período. Al tiempo que la baja en el precio internacional del petróleo mermó los
ingresos públicos por exportaciones.
Esta situación amenaza seriamente la economía del país, ya que obliga al gobierno a
implementar nuevos recortes presupuestales (mejor conocidos como “ajustes”) con el
fin de evitar repuntes en la inflación, pero conduciendo a la economía a una mayor
recesión.
En igual sentido esta inestable situación del sector externo está provocando
desequilibrios que amenazan la paridad cambiaria (como lo comentaba la semana
anterior). La mayor disposición de divisas por parte del gobierno para cubrir el
incremento en el servicio de la deuda y la menor disponibilidad de divisas por la caída
de los precios del petróleo presionan sobre las reservas monetarias. A estas presiones
se suma la creciente demanda de productos importados por parte del sector privado,
que del año pasado a la fecha se ha incrementado en un 73.7 por ciento. Lo más grave
del caso es que estas importaciones se refieren en su mayoría a bienes de consumo
que se producen en el país (es decir que no es necesario importarlos), cuya demanda
ha aumentado en un 212.4 por ciento en el mismo período, mientras que las

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