Recesion y crisis agrícola

AutorHilario Barcelata Chávez
Páginas26-27
La Economía Mexicana. Crisis y reforma.
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Hilario Barcelata Chávez
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fracasado en su intento por solucionar la crisis sino que además la han agravado. Así
se insiste en el saneamiento de las finanzas públicas a través de un incremento brutal
en el precio de bienes y servicios que produce el gobierno y en las cargas tributarias
hecho que necesariamente presiona la inflación al alza, fenómeno que se quiere
combatir y que si se logra el anhelado saneamiento será a costa de un brutal deterioro
del nivel de vida de la población, saneamiento que tampoco conseguirá ya que la
principal causa de los déficits presupuestales del gobierno no es ni el atraso en sus
precios ni las empresas paraestatales que también venderá como parte del pacto, sino
la creciente deuda interna y externa que llegará a límites inimaginables sobre todo a
raíz de los constantes aumentos en la tasa de interés bancaria y de los Cetes
(certificados de la tesorería), hechos que hacen ya temer una posible congelación de
las cuentas bancarias ante la incapacidad del gobierno para generar recursos para
pagar esa deuda por el mismo incrementada. Se ha dado también un pequeño
aumento a los salarios de los trabajadores siguiendo con la tónica con la que se inició
el sexenio de comprensión salarial con la ingenua creencia de que esto detendrá la
inflación cuando cinco años de deterioro constante de los salarios han demostrado que
estos no generan inflación y su rezago con respecto a ésta son la prueba que no deja
dudas. Dicho aumento de enero ya había sido superado con anterioridad.
RECESION Y CRISIS AGRÍCOLA 1988
Qué lejos han quedado los tiempos en que nuestro país, gracias a un crecimiento sin
precedentes en la agricultura, había alcanzado la autosuficiencia alimentaria. Cuando
el sector agrícola crecía a tasa del 6% anual y fue la fuente de recursos sobre la cual
se basó el portentoso desarrollo industrial.
Hoy vivimos una realidad distinta, las continuas y constantes transferencias de valor
dentro del mismo sector de los estratos campesinos más bajos a las grandes empresas
agrícolas y hacia afuera, al sector industrial, aunados a una política lesiva al ejidatario y
pequeño propietario proyectaron al país a vivir una de las más fuertes crisis agrícolas
que hayan presenciado.
De 1982 a 1986 observamos que la tasa media de crecimiento anual de este sector
declina con un 0.76% inferior al 2.8% de incremento demográfico, cuando de 1977 a
1981 había crecido a una tasa anual promedio del 5.9%. En 1986 la caída fue aún más
brusca pues declinó en un 4.96% y en 1987 creció un 0.60%.
En este último año la producción de frijol cayó en 3% en el ciclo primavera-verano y de
13.3% en el ciclo otoño-invierno con respecto al mismo período del año pasado. El
maíz se redujo 3% y 14.8% respectivamente y el trigo aunque se incrementó 4.6% en
el primero se redujo a 8.1% en el segundo.
La consecuencia de esta contracción agrícola ha sido el incremento desmedido de las
importaciones en granos, las cuales se incrementan de 2,117,545 toneladas anuales
en el período 1971-76 a 7,284,364 en el período 1983-87 que representa más del 20%
de consumo interno que evidencia la pérdida de la autosuficiencia alimentaria.
En este fenómeno han influido varios factores, primero el giro en la política agrícola del
actual gobierno, que desde sus inicios puso en práctica medidas que estimularon la
sustitución de cultivos de consumo interno por cultivos de exportación, en el afán por
conseguir divisas para el pago de la deuda externa.
Segundo, la restricción con el gasto público en el sector agrícola (el ejercido por SARH,
SRA, BANRURAL, FIRA ANAGSA, etc.), el cual representó en 1986, tan sólo el 52.1%
del ejercido en 1981. En el mismo sentido actuó la reducción en la inversión de capital

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