Recelo en la Iglesia por la reformas de Peña Nieto

AutorRodrigo Vera

Enfundado en su blanca vestimenta pontificia y con el escudo vaticano a sus espaldas, el Papa Francisco observó a los 80 obispos mexicanos congregados frente a él, y de manera improvisada lamentó la grave situación de violencia e inseguridad que vive México:

Todos los problemas de la emigración, los que no llegan al otro lado... son hijos que mueren, muertos por sicarios alquilados... Todo ese problema serio de la droga que hoy en día se está ofreciendo muy seriamente. O cuando un campesino te dice: '¿Y qué querés que haga? Si cultivando maíz vivo todo el mes, cultivando amapola vivo todo el año'.

Sin quitar la vista de los prelados mexicanos, el pontífice jesuita les lanzó la siguiente exhortación:

"¡No dejen la oración! Ese negociar con Dios del obispo por su pueblo... María no nos va a dejar solos frente a tantos problemas."

En la Sala Clementina del Vaticano, un espacioso salón recubierto en mármoles, los obispos escuchaban en silencio la recomendación del Papa, quien ahí mismo les entregó un documento en el que abundó sobre "las múltiples violencias" de México.

Por su lado, la jerarquía católica del país preparó meticulosamente un discurso para esa solemne ocasión. Le encargó su lectura a José Francisco Robles Ortega, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), quien se dirigió al estrado y ahí le leyó al Papa:

Padecemos, de años, la presencia y actividad del negocio del narcotráfico, fenómeno globalizado y complejo, que ha causado profunda división, muchas muertes, daños a la salud física de la juventud y a la salud moral de las familias; ha sido causa, además, de la ruptura del tejido social.

Robles Ortega también aludió a otro de los problemas lacerantes de México:

"Vivimos una extendida y endémica pobreza en un gran sector de la población, con todo lo que esto conlleva: ignorancia, enfermedades, abandono del campo y emigración a la ciudad y al vecino país del norte. Al respecto no sólo nuestra población emigra; muchos hermanos, sobre todo centroamericanos, pretenden cruzar nuestro país para llegar a los Estados Unidos y, tenemos que reconocer, son víctimas de atracos, extorsión, violaciones y muerte que enluta a tantos hogares."

Organizada desde meses antes por la Casa Pontificia, esta reunión se llevó a cabo el pasado lunes 19. Fue el evento más importante de llamada visita Ad Limina que los obispos mexicanos realizan al Vaticano del 12 al 31 de este mes de mayo, y en la cual también se abordan las refor-mas constitucionales del presidente Enrique Peña Nieto, que preocupan mucho a la Iglesia porque pueden agudizar la pobreza y la desigualdad en México.

El drama mexicano

Eugenio Lira Rugarcía, secretario general del episcopado mexicano y quien está participando en dicha visita, menciona la gran...

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