Rebanadas / Llega Aquiles con su comal

AutorCony Delantal

Una de mis primas, de las más exageraditas de la familia, hizo un viaje por España de apenas dos semanas.

La dramática me llamó al día siguiente de haber regresado, pues según ella ya no aguantaba el antojo de comer en un restaurante "muy mexicano".

Cuando me preguntan por la cocina de mi tierra, en lo primero que pienso es en aquellos platos nacidos en el comal, que se acompañan con una rica salsa picante y a los que no les hace falta más.

Sin chistar, me llevé a mi querida Jimenita al restaurante que Aquiles Chávez recién abrió en nuestra querida Ciudad. Les hablo de Braco -Brasa y Comal-, que se encuentra en Durango 359 (colonia Roma), donde antes estaba el Mexsi Bocu.

El famoso cocinero tabasqueño ya nos debía un lugar en Ciudad de México y, gracias a la alianza que hizo con Ramón Orraca, ahora podemos disfrutar su cocina sin necesidad de viajar a Playa del Carmen o Pachuca.

La estética del nuevo restaurante es sencilla y discreta. La primera parte de la carta tiene antojitos y entradas que hacen salivar.

Sin consultarme, Jimena pidió un trío de quesadillas de temporada al comal ($100), que en esta ocasión eran de chicharrón, flor de calabaza y huitlacoche. Con rebosante queso, disfrutamos este platillo con un poco de salsa de chile de árbol.

Yo, la verdad, aunque le hacía burla a Jimenita por las ganas que tenía de irse como hilo de media con los antojitos, me sentía igual. Quise verme un poco decente y, antes de ordenar las gorditas de camarón ($120), le pregunté al mesero con cara de preocupación si eran muy grandes.

Tal como dijo, pronto llegaron a la mesa dos piezas de tamaño no muy grande que fueron toda una exquisitez. Con cebolla, aguacate picado y una salsa roja picante, comimos este antojito, preparado con masa crujiente. Si van, les recomiendo comenzar con esta entrada.

Se nos antojaban mucho otros de sus primeros tiempos, como la tlayuda de brisket ($188), unos tlacoyos de requesón con chicharrón prensado y frijol ($115), o el huarache de arrachera ($145) que, por cierto, se veía suculento. Lo pidieron en una mesa cercana a la nuestra y lucía muy tentador.

Como queríamos probar uno de los platos fuertes, tuvimos que omitir el huarache. En sus principales encontramos desde una trucha michoacana en mantequilla ($325), y unos camarones al chiltepín ($420), hasta varios cortes para compartir.

Elegimos una cañita de filete de res ($253) y esquites con chapulines ($68), como guarnición, todo para compartir. En perfecto término...

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