Razones y Proporciones/ Se requiere una reforma del Congreso

AutorManuel Sánchez

Hace más de 200 años, el padre de la ciencia económica, Adam Smith, señaló que cualquier impuesto debería satisfacer cuatro atributos: ser equitativo, cierto, conveniente de pago y económico de cobro. Muchas de las disposiciones fiscales recientes contradicen estos supuestos. ¿Por qué?

En la interpretación de Smith, las cualidades mencionadas son necesarias para que los impuestos no obstaculicen la creación de la riqueza nacional; y "equidad" significa que cada individuo pague impuestos en una proporción fija a sus ingresos, lo que garantiza la "neutralidad", es decir, la ausencia de distorsiones en la actividad económica. Varios cambios recientes se acercan a estos preceptos, como son: la homologación y la disminución gradual de la tasa máxima del ISR para personas físicas y morales, la reducción gradual de los intervalos de la tarifa para las primeras y la simplificación operativa de varios regímenes tributarios, incluyendo el IVA.

No obstante, la reforma incorporó resoluciones contrarias a los principios de la buena tributación, contrarrestando las ganancias anteriores. Cabe destacar las siguientes. Se mantiene la mayoría de los privilegios y las exenciones tanto en el ISR, -por ejemplo, en las prestaciones de los trabajadores del Estado y los regímenes especiales para la agricultura y el autotransporte-, como en el IVA, y apareció un nuevo impuesto de 3 por ciento a la nómina de las empresas, el cual desalienta la utilización de la mano de obra, especialmente la menos calificada.

Se crearon gravámenes en la modalidad del IEPS: 10 por ciento para los servicios de telecomunicaciones, incluyendo la telefonía celular por contrato y 20 por ciento a refrescos con edulcorantes diferentes al azúcar. Estos impuestos violan el principio de equidad y neutralidad, al penalizar actividades muy dinámicas, como en el primer caso, y de mayor eficiencia, como en el segundo para subsidiar a los ingenios azucareros. A la distorsión de un precio artificialmente alto del azúcar se añade un impuesto a la fructosa, conduciendo a una asignación ineficiente de los recursos productivos.

En lugar de homologar el IVA a una tasa y eliminar las exenciones, se introdujo un impuesto de 5 por ciento sobre la venta de una lista arbitraria de artículos de "lujo", como los equipos de cómputo y los automóviles cuyo precio supere cierto valor. Una vez más, el Congreso decide castigar a las industrias más prósperas incrementando el costo, de por sí elevado, de los...

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