Ray Manzarek

AutorFederico Álvarez Del Toro

Era un organista consumado y virtuoso que aportó un sonido psicodélico, místico y sensualista que generaba un sonido envolvente y una filigrana sonora de patrones rítmicos minimalistas y mutantes, sobre los cuales Jim Morrison improvisaba su poesía cantada bajo la influencia literaria de William Blake y de Aldous Huxley.

Es impensable el sonido característico de Las Puertas de la Percepción sin la atmósfera premonitoria que el órgano de Manzarek imprimía al grupo, manteniendo una comunicación psíquica musical con los otros tres ejecutantes, y adivinando el viaje anímico y sensorial que Morrison emprendía con cada concierto, llevando a los oyentes a territorios del desierto mítico donde reinaba la iguana de los sesenta, El Rey Lagarto, a quien Carlos Castañeda atribuye poderes espirituales.

Ray, nacido en Chicago, Illinois, era el soporte académico, la sapiencia armónica y experimental en los teclados para permitir que se explayaran los solos de guitarra de Robby Krieger, y cubría también el bajo con los pedales. Sincronizaba el fraseo con los patrones con-trapuntísticos de la batería de John Densmore y organizaba las proféticas secuencias que desencadenarían el Armagedón en vivo, en concierto.

La transgresión de la música de The Doors estaba firmemente sostenida por la solvencia profesional de Manzarek, un músico de escuela, pero iluminado por la irreverencia y la búsqueda experimental.

Posteriormente al periodo luminoso de la banda, que dejó una extensa discografía, Ray se introdujo en las partituras de Carmina Burana para hacer su propia versión.

Sus obras maestras están contenidas principalmente en "The...

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