Rafael Cauduro, entre lo sacro y lo profano

AutorBlanca González Rosas

En sus obras, el deterioro de la materia como evidencia de la perdurabilidad del tiempo, el erotismo corporal como manifestación del éxtasis, y la vinculación entre la belleza y lo siniestro son características estéticas que disimulan su complejidad bajo la seducción retinal.

Ajeno a las tendencias artísticas institucionales -tanto nacionales como del mainstream- pero cercano a los imaginarios postmodernos que determinaron gran parte de la producción artística realizada en los años ochenta, Cauduro, con su obra, cuestiona alevosamente la relación entre lo verdadero y lo ficticio. Construidas muchas veces con elementos pictóricos y objetuales, sus piezas alteran la percepción provocando ese asombro que tan importante era para el artista.

Y si bien era magistral en su destreza dibujística, el uso geométrico de perspectivas y la exploración de materiales, su fin creativo no consistía en exhibir sus habilidades. Por el contrario y con base en lo que él mismo expresó en distintas entrevistas, su atención se concentraba en el "cómo", ya que él opinaba que ahí se encontraba lo que definía a un artista. Su "cómo" o "manera" se concentró en el desarrollo de un lenguaje de ficción realista que transgredía la espacialidad verdadera, incorporando sensualmente a los espectadores en la narrativa pictórica. Pionero desde los años ochenta de esas bidimensiones inmersi-¦§ vas que se realizan actualmente en el street-art -además de las anónimas, las espléndidas del artista francés JR-, Cauduro convirtió la estética callejera en narrativas de fuerte impacto emocional.

Indiferente a los estereotipos que definen jerarquías creativas, relacionó el deterioro de la arquitectura y el mobiliario urbano con el arte y la publicidad. Fascinante por esa perturbadora imbrincación de realidad, verdad y...

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