“Rabia”

AutorJavier Betancourt

Este tercer largometraje del ecuatoriano Sebastian Cordero, Rabia (España-Colombia-México; 2009), es una adaptación de la novela homónima del argentino Sergio Bizzio; Cordero traslada el problema del enfrentamiento de clases, el ambiente de crisis en Argentina, al conflicto de inmigración y racismo que padecen los trabajadores en cualquier país desarrollado que echa mano de ellos, España en este caso. La condición de inmigrante, ilegal o refugiado, poder estar sin ser visto, se aviene mejor a crear esa atmosfera de falta de espacio; la enorme mansión se torna claustrofóbica, un lugar donde no hay lugar; cada día es una lucha para pasar inadvertido, para satisfacer el apetito, el sueño o hasta la necesidad de ir al baño.

Irritación y sentimiento de humillación componen la atmósfera de Rabia; como sombra vengadora, José María espía la decadencia de una clase, la injusticia y el abuso. Afortunadamente, tanto la novela como la cinta de Cordero se libran de caer en la literatura de tesis, o cine de propaganda en este caso, gracias a la rabia del protagonista, fuerza que Gustavo Sánchez Parra encarna y transpira en cada gesto hasta consumirse a sí mismo en el odio y la impotencia. Aunque la rabia funciona como metáfora de una clase oprimida, María, como lo llama la novia, no llega a convertirse en un personaje de gignol; el furibundo ama y desea, se enternece y se compadece. La rabia es tan fuerte como la relación carnal entre ellos. Es esta tensión extrema entre odio y amor lo que construye y aniquila al personaje, y lo que lo libra del mero sentimentalismo.

Cierto que en Rabia, junto a Rosa y a José María, los patrones, sus...

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