Quebec visto por...

AutorHugo Hernández

Aunque prácticamente desconocida por estas tierras, la cinematografía de Quebec posee una producción considerable y, sobre todo, digna de repasar. La historia del cine en esta región canadiense comienza en el Siglo 19: en 1896 se vieron las primeras proyecciones de las cintas, ahora clásicas, de Lumière. Sin embargo, tuvieron que pasar más de 20 años para que se pudieran materializar los primeros intentos locales. La veta documental es la que primero toma cierta fuerza, como herramienta de propaganda religiosa. Las primeras ficciones fueron cortesía de Joseph-Arthur Homier, quien en 1922 se lanzó a la aventura. Pero el cine norteamericano ya acaparaba la atención, por lo que tuvo que claudicar. En adelante, el cine francés comienza a marcar la pauta.

En 1939 el gobierno funda la Oficina Nacional del Film (ONF), organismo destinado a sostener la producción, pero que vivió décadas de manipulación política. No es sino hasta los años 60 que encuentra una estructura conveniente. El siguiente embate significativo tiene lugar en los años que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Aunque el paisaje seguía siendo dominado por sus vecinos del sur, aparecieron las primeras casas productoras, cuyas cintas se abocaban principalmente a temáticas de carácter social.

Años difíciles vendrán enseguida. De 1953 a 1963 no se produjo prácticamente nada fuera de algunos documentales impulsados por la ONF, cuyos burócratas menospreciaban todo lo que estuviera fuera de este género: productos de carácter pedagógico dominan la escena. La gente que pretendía transitar por la ficción se encontró en una difícil encrucijada. La televisión, por su parte, daría su golpe a la exhibición y algunas salas se vieron en la necesidad de cerrar. Pero vendrían tiempos mejores.

A principios de los años 60 tiene lugar "La revolución tranquila", cuya emergencia coincide con el fin de un período ultraconservador. La Nueva Ola Francesa influye a los jóvenes cineastas, quienes salen a la calle para trabajar en "directo", dándole un respiro al documental. La ficción finalmente encuentra un cauce y en 1962 los cineastas de la renovada ONF lanzan una película colectiva: Solo o con Otros (Seul ou avec d'autres) es firmado por Denys Arcand, Stéphanne Venne y Dénis Héroux. A principios de los 70 aparece Mi tío Antonio (Mon oncle Antoine, 1971) de Claude Jutra, título que es considerado por la crítica como la mejor película quebequense de todos los tiempos.

El Estado no supo convivir con la...

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