8 de mayo: el punto de quiebre

AutorJosé Gil Olmos

Antes de iniciar la marcha silenciosa por la paz y la justicia del domingo 8, los convocantes hacen una reflexión: 40 mil muertos en los últimos cinco años –uno cada hora en promedio–, más de 10 mil desaparecidos y miles de viudas y huérfanos están haciendo del país un camposanto…

Javier Sicilia advierte: “Están convirtiendo a los mexicanos en seres mutilados del alma, que es una forma de la muerte”. Y denuncia que un mes después del asesinato de su hijo Juan Francisco y de otras seis personas en Cuernavaca, todavía no hay responsables detenidos, pese a la intervención del Ejército y de las policías estatal y federal.

Ante tal estado de cosas se reunieron Javier Sicilia; el exómbudsman capitalino Emilio Álvarez Icaza; la presidenta de Causa Común, María Elena Morera; el expresidente de México Unido Contra la Delincuencia, Eduardo Gallo; el sacerdote Óscar Enríquez, del juarense Centro de Derechos Humanos Paso del Norte; el también sacerdote Alejandro Solalinde, del albergue oaxaqueño Hermanos en el Camino, y Julián LeBarón, quien encabeza un movimiento social contra el secuestro en Chihuahua. El propósito: definir los alcances de la marcha. Todos coincidieron en que ésta será el inicio de un movimiento nacional por la paz, la justicia y la reconstitución del país.

“Para mí –dice Solalinde– esta marcha es la mejor oportunidad que hemos tenido frente a la situación grave que vivimos, para rehacer al país que va en picada y poner un alto a la violencia, la corrupción y la impunidad. La marcha significa que México se da una oportunidad.”

Para Gallo, el acontecimiento será una catarsis para que la gente exprese su enojo, sus frustraciones y su desesperanza, y también un punto de quiebre para el movimiento ciudadano que exige soluciones a la inseguridad, el desempleo y la impunidad, y que quiere participar en la toma de decisiones.

“La gente quiere manifestar que no está de acuerdo con lo que pasa en el país; no es el que queremos ni el que esperábamos que construyera la clase política”, afirma el empresario cuya hija de 25 años fue secuestrada y asesinada hace una década.

Cada uno de los convocantes a la protesta tiene claro que no se trata de una marcha más en demanda de seguridad. Su naturaleza es otra: forma parte de un movimiento nacional que quiere participar en la reconstitución del país.

“Será una marcha silenciosa porque es la forma de decir que ya no hay palabras para manifestar que estamos en el límite de un problema social mayúsculo… El...

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