PULSO ECONÓMICO / Consumo sin confianza

AutorJonathan Heath

El Inegi dio a conocer hace un par de días el consumo de los hogares (para agosto) y la confianza del consumidor (para octubre). Dos indicadores importantes y supuestamente relacionados entre sí. Uno pensaría si el consumidor no tiene confianza, adoptará una actitud cautelosa y no va consumir mucho; en cambio, si aumenta su confianza, empezará a gastar más. Aparentemente, no es tan sencillo.

Después de un par de años de muy lento crecimiento, a partir de 2015 empezamos a observar una mejoría significativa en el consumo de los hogares, mediante un crecimiento de 3.5 por ciento en promedio, que fue muy por encima del avance del PIB de ese año. Ahora seguimos viendo un buen desempeño en el consumo, aunque con una ligera desaceleración. En agosto disminuyó -0.2 por ciento respecto a julio, pero solo después de alcanzar un máximo histórico en ese mes. En los primeros 8 meses del año ha crecido 3.2 por ciento respecto a los mismos 8 meses de 2015. De hecho, el consumo privado es prácticamente el único componente del PIB (por el lado del gasto) que muestra crecimiento positivo.

El mismo día, el Inegi dio a conocer que la confianza del consumidor había aumentado 0.15 puntos en octubre respecto al mes anterior, pero solo después de haber alcanzado su nivel más bajo desde abril 2010. De hecho, la tendencia-ciclo de la confianza muestra una pendiente negativa a lo largo de los últimos 12 meses. Su nivel de octubre de 35.5 (de una escala de 0 a 100) es el más bajo observado en toda la historia del indicador salvo el periodo de la Gran Recesión en 2009.

En otras palabras, vemos a los hogares consumiendo relativamente bien, pero con un nivel de confianza que anda por los suelos. ¿Cómo podemos conciliar ambos indicadores? ¿Por qué siguen consumiendo los consumidores si su confianza se ha desplomado? Para entender lo que está pasando, primero hay que descomponer el indicador de confianza en sus componentes. Aunque resulta que los cinco han disminuido, la percepción del consumidor acerca de su situación actual no ha disminuido mucho y la de cómo considera el momento actual para efectuar compras mayores (bienes duraderos) se mantiene estable. En cambio, a pesar de que ve su situación actual relativamente estable, empieza a perder algo de confianza en torno a su situación futura. Pero lo que realmente explica el desplome es su percepción...

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