Proyecto Familia / No te desquites con tus hijos

AutorMartha Sáenz

Durante muchos años me he dedicado a investigar, estudiar y escribir sobre la violencia que se ejerce en contra de las mujeres, los niños y los ancianos o desprotegidos.

Aun con tanta publicidad, campañas y agrupaciones que se dedican a enseñar, prevenir y reparar los daños, esto ha sido imposible de detener.

En mi trabajo es cada vez más frecuente escuchar las quejas de maltrato físico y emocional que los menores y adolescentes sufren, y a las cuales están expuestos dentro del núcleo familiar, sobre todo como ellos mismos y sus amigos se cuestionan: ¿qué es lo que les sucede a sus propias madres?

Cuando lo esperado es que ellas los protejan vigilando su integridad física y emocional, los orienten dentro de esta sociedad, y desempeñen el rol como formadoras protectoras de hijos sanos, adaptados a funcionar dentro de un medio agresivo y muchas veces violento fuera de casa, pero integrados dentro de la sociedad.

No ha bastado con concientizar a la mujer de este problema, se han endurecido los castigos y las leyes han cambiado, sin reportarse bajas importantes en las estadísticas, por el contrario, éstas van cada día en aumento, ante lo cual no se encuentra explicación o acción que justifique dicho comportamiento agresivo y destructivo.

Pero el lado que permanecía oculto y que nos cuesta mucho trabajo ver es que la violencia no sólo se ejerce de los hombres hacia las mujeres y los desprotegidos, sino que ha salido a la luz el lado oscuro de las mujeres: la violencia ejercida hacia sus propios hijos o menores de edad.

Este fenómeno no es nuevo, pero lo que sí es de llamar la atención es que se esté incrementando sin que nadie pueda hacer nada, y, lo que es más terrible, sin que nadie lo abordemos abiertamente, lo saquemos a la luz , lo enfrentemos y le pongamos un alto.

Antes, en nombre de la disciplina, a los menores se les castigaba y golpeaba brutalmente sin que nadie se asombrara y mucho menos comentara que eso era una agresión directa hacia ellos, además de una disminución en su seguridad personal y autoestima.

Con el paso de los años, con estudios más profundos y avanzados se ha llegado a poner un nombre preciso a cada tipo diferente de violencia, y se han tipificado sus consecuencias.

Violencia o abuso físico, sexual, emocional y económico son los nombres que se aplican a lo que ahora sucede y que por desgracia nos estamos acostumbrando a ver como un fenómeno natural dentro de nuestra sociedad.

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