El problema no está en elIFE...

AutorJesús Cantu

La presión para que García Ramírez aceptara un cargo que él afirma nunca buscó ni le interesaba, era que lo que les daba confianza a los partidos políticos fue la terna en su conjunto y que si uno de ellos salía, inevitablemente el acuerdo se caía. El hecho desnuda el procedimiento para designar a los consejeros: Cada líder de partido político tiene a su candidato, normalmente un militante, simpatizante ideológicamente afín a dicho partido o en algunos casos comprometido con sus dirigentes.

Por un acuerdo tácito cada una de las tres principales fuerzas políticas tiene derecho a proponer a un consejero (antes cuando se nombraba a los nueve en el mismo momento, se repartían proporcional-mente su representación en la cámara; hoy, que son tres, es uno por fuerza política) y el acuerdo al que lleguen los líderes de los tres partidos políticos automáticamente cuenta con la aprobación del pleno.

La única vez que se violó este procedimiento fue en octubre de 2003, cuando PRI y PAN decidieron dejar fuera de la negociación al PRD porque insistía en mantener a algunos de los consejeros que concluían su encargo; el resultado fue el conñicto pose-lectoral de 2006, con las consecuencias de sobra conocidas. En octubre de 2010, cuando se debían nombrar tres consejeros electorales el PRI intentó imponer su mayoría en la cámara: Quedarse con dos de las tres propuestas y dejar a cualquiera de los otros dos partidos fuera. Pero ni PAN ni PRD cedieron a esa presión.

Como la designación de los consejeros requiere del voto favorable de las dos terceras partes de los legisladores presentes, el PRI requería necesariamente el acuerdo del PAN o del PRD y la designación se pospuso casi 13 meses. Finalmente en diciembre de 2011 el PRI accedió a proponer únicamente uno de los tres (Proceso 1833) y éste fue precisamente García Ramírez (destacado jurista pero también prominente priista), y además aceptó las propuestas del PAN (María Marván) y del PRD (Lorenzo Córdova).

En esa ocasión ni siquiera guardaron las formas, se olvidaron de las disposiciones establecidas en la Constitución y el Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales y el procedimiento claramente detallado en la Ley Orgánica del Congreso de la Unión. Se brincaron la convocatoria pública, la comparecencia ante una comisión de legisladores de todos los participantes que cumplieran los requisitos y una supuesta calificación de méritos. Dejaron de lado la simulación y el espectáculo que habían...

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