Pretexto para cerrar la frontera

AutorAlejandro Maciel

SAN DIEGO, CALIFORNIA.- El 11 de septiembre de 2001, minutos después del atentado al World Trade Center, el entonces secretario de Estado, Colin Powell, ordenó el cierre de todos los puntos de ingreso a Estados Unidos. La medida sorprendió a más de 10 mil automovilistas del área de Tijuana que a las 5:50 de la mañana (hay tres horas de diferencia entre California y Nueva York) hacían fila para ir a sus trabajos o escuelas en San Diego.

La garita internacional, con sus 24 puertas de acceso, se convirtió en un gigantesco estacionamiento. Mientras la televisión mostraba la dimensión de los daños del ataque, los oficiales del Servicio de Inmigración y del Departamento de Aduanas cerraron los accesos con cadenas, y soldados de la Guardia Nacional se desplegaron en posición de combate.

“Desde los autos parecía el escenario de una película de acción”, recuerda Ramón Olachea, residente de Tijuana que a esa hora trataba de llegar a su trabajo, en el centro de San Diego.

“Esta movilización de recursos, guardias, armas y tecnología a partir del 11 de septiembre trastocó completamente las relaciones fronterizas entre México y Estados Unidos”, dice a Proceso el doctor Jorge Bustamante, exdirector de El Colegio de la Frontera Norte (Colef) y profesor de la Universidad de Notre Dame. “Las nuevas condiciones de la frontera establecieron una línea completamente clara entre ellos y nosotros, entre lo americano y lo extranjero”, añade.

Ante el desconcierto por los atentados, en las semanas siguientes la espera para cruzar la frontera podía ir de cinco a ocho horas. “Todos pensábamos que iba a ser algo temporal, pero no fue así”, señala Manuel Ochoa, propietario de un comercio en Tijuana y quien tiene que cruzar a San Ysidro (en el área de San Diego) al menos una vez al día. “Las líneas (filas) llegaron para quedarse”, dice enfadado mientras lee un periódico en su auto, luego de dos horas y media formado.

En esos días, las autoridades estadunidenses decidieron tomar el control y evitar que en el futuro un ataque terrorista pudiera entrar por esta frontera de más de 3 mil 100 kilómetros. Al aplicar medidas de seguridad estrictas y revisiones minuciosas desquiciaron la dinámica de una de las regiones comerciales más importantes del mundo, donde en 2006 el intercambio bilateral equivalió a 332 mil 500 millones de dólares.

Según el Estudio de puertos de entrada México-Estados Unidos: análisis de capacidades y recomendaciones para incrementar su eficiencia...

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