Presos en sus propias casas

AutorBeatriz Legumberri

HEBRÓN, CISJORNADIA.- "En Hebrón se puede ver la ocupación israelí en una hora: retenes militares, asentamientos, casa confiscadas y demolidas, tierra robada, acoso a las familias palestinas y enfrentamientos casi diarios", asegura Issa Amro mientras camina con paso seguro por el zoco de esta ciudad palestina.

"Los colonos están aquí, allí y también sobre nuestras cabezas", señala este activista palestino de 35 años, mientras sus palabras resuenan en el corazón de este precioso casco antiguo.

Mirando hacia arriba se adivina otra ciudad: varias banderas israelíes ondean sobre algunos tejados en casas a las que se accede por carreteras especiales para colonos; en las azoteas se divisan soldados apostados y entre ellos y el mercado, los palestinos colocaron una red metálica sobre la cual se acumula la basura y las piedras arrojadas a menudo por las familias que viven en los asentamientos.

Finalmente hace falta menos de una hora para sentir la violencia que late en esta convivencia forzada y entender que este puñado de calles es desde hace años una miniatura del conflicto palestino-israelí.

La Biblia habla ya de Hebrón cuando explica que el profeta Abraham compró un lugar para enterrar a Sara, su esposa. "Y después de esto, sepultó Abraham a Sara, su esposa, en la cueva de la heredad de Macpela, enfrente de Mamre, que es Hebrón, en la tierra de Canaán", dice literalmente el libro del Génesis.

Este capítulo bíblico sería la base de la frenética fundación de colonias en el corazón de Hebrón y sus alrededores desde finales de los sesenta. En el centro de la ciudad palestina se situaría esa cueva comprada por el profeta, llamada actualmente Tumba de los Patriarcas, donde también habría sido posteriormente enterrado Abraham, cuya figura es venerada por musulmanes, judíos y cristianos.

Hoy en día, judíos y musulmanes custodian, se disputan y rezan en este lugar santo, dividido en dos, al igual que todo el centro de Hebrón. Sólo mapa en mano se llega a entender el complicado rompecabezas en que se ha convertido la localidad. En 1997, tras los acuerdos de paz de Oslo, la ciudad fue escindida: 80%, con 120 mil habitantes, quedó bajo control palestino; 20%, que incluye el casco antiguo, donde viven unos 35 mil palestinos y 600 colonos, pasó a control de Israel.

Desde entonces los decesos violentos en ambos lados se cuentan por decenas, pero la matanza de 29 palestinos en 1994 a manos de Baruj Goldstein, un colono que entró a la mezquita de Ibrahim (parte...

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