El presidente que no sabe

AutorSabina Berman

Celebramos el valor civil de la mujer. Pero no debemos de ninguna forma celebrar el rostro contrariado del presidente del país. Es raro, es inquietante, es un muy pésimo augurio para todos su contrariedad.

¿Por qué su contrariedad, si en Juárez todos y cada uno de los ciudadanos sabían todo esto desde hace años? ¿Por qué, si afuera lo supimos bien pronto los que nos interesamos por Juárez, y lo publicamos en medios nacionales, y los juarenses lo declararon a la BBC, a la CNN y al New York Times, y es consabido en todo el país y el extranjero?

Sí, el Ejército fue a Juárez a pasearse. A revisar si los automovilistas usaban cinturones de seguridad. A requisar casas para llevarse tarros de mermelada y bolsas de pan Bimbo. Cuando se avisaba de un operativo del narco, los soldados huían en sus camiones verdes, como huía la población común.

Y lentamente extralimitaron su poder sobre los civiles. Hincharon su prepotencia. Un transporte militar machucó la pierna de una niña y no se responsabilizó nadie. Tres soldados robaron una casa, y nadie los amonestó. Pronto los agravios castrenses se volvieron un azote diario, un azote añadido al del crimen organizado para los juarenses. Pero cuando los soldados avistaban un convoy de narcos, se trepaban otra vez a sus camiones verdes y escapaban.

Otra vez hay que preguntarlo: ¿de verdad, no lo sabía el presidente? Y hay que preguntar algo peor: ¿qué más no sabe el presidente?

Porque en esta guerra que vivimos, parece ser que el comandante en jefe del Ejército Mexicano, es decir, el presidente, no sabe lo mismo que los ciudadanos. ¿No sabe por ejemplo que en Juárez, como en el resto del país, "las policías están en las nóminas del narco"? Son palabras del fundador y primer titular de la Secretaría de Seguridad Pública, Alejandro Gertz Manero.

¿Y no sabe tampoco el presidente que los delitos más recurrentes y nocivos que nos aquejan a los mexicanos son el robo y el secuestro? ¿Que lo que rompe nuestra convivencia diaria es el miedo? ¿Que las calles se han vuelto el terror de las mujeres y los hombres, especialmente las quincenas, cuando llevan sus sueldos a sus casas? ¿No sabe que somos, para nuestro inmenso infortunio, el país con mayor índice de secuestros en el planeta? ¿Y no sabe lo más atroz, que en cada secuestro hay involucrado por lo menos un policía, y a menudo más de cinco?

Tan es consabido por todos esto, que el robo y el secuestro son los delitos más comunes y más devastadores para la población, y...

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