La presidencia virtual

AutorHéctor Tajonar

El propósito central del actual mandatario ha sido crear percepciones: parecer democrático, tolerante, justo, honesto, sensato, eficaz... Lo importante es parecer todo eso, no serlo.

Esa ha sido su forma de ejercer el poder público desde que llegó a la gubernatu-ra del Estado de México e inició su ilegal precampaña, apoyada por Televisa, que lo condujo a la Presidencia de la República. Su trayectoria es el resultado de esa versión torcida de la política, sustentada en una endeble estructura ética proclive a la trampa y el engaño, como lo mostró con el plagio de su tesis, mediante el cual obtuvo la licenciatura en derecho.

Peña Nieto es producto de la cultura del cinismo propia del PRI, específicamente en su versión Atlacomulco, tan cuidadosa de utilizar la función pública como medio de enriquecimiento personal para evitar la vergüenza de parecer un pobre político.

Ese universo sombrío en el que la ficción y la realidad se confunden, me remite a un pasaje de El laberinto de la soledad: "El simulador pretende ser lo que no es, pero jamás se entrega y se olvida de sí mismo, pues dejaría de simular si se fundiera con su imagen. Al mismo tiempo, esa ficción se convierte en una parte inseparable de su ser, está condenado a representar toda su vida porque entre su personaje y él se ha establecido una complicidad que nada puede romper, excepto la muerte o el sacrificio".

Tal condena a la representación vitalicia del personaje que pretende ser ha obligado a Peña Nieto a concebir su investidura presidencial como una permanente puesta en escena, a la manera de El gesticulador, de Rodolfo Usigli. El cambio de formato para su cuarto informe de gobierno recuerda también al desaparecido programa En familia con Chabelo, precisamente por el tono de familiaridad que el mandatario le imprimió a su encuentro con jóvenes en Palacio Nacional.

El actual jefe del Estado mexicano ideó una nueva forma de resolver su obligación constitucional de informar sobre el estado que guarda la administración pública: sustituyó la rendición de cuentas por el autoelogio. Convirtió el informe presidencial en lo que mejor sabe hacer: un infomercial.

El montaje producido para dicho infomercial (nuevo acrónimo de informe presidencial) le permitió al mandatario hacer gala de cordialidad y de sus dotes histriónicas, expresando en un tono amable y sencillo las respuestas a las interrogantes de los jóvenes. En ese ambiente "familiar", Peña Nieto pudo decir lo que quiso -una...

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