Por una Presidencia (anti) democrática

AutorDenise Dresser

Que a lo largo de las últimas décadas México no logró la transición a la democracia, gracias al PRI. El valor del voto y el respeto al ejercicio de las libertades políticas que hoy me incomoda es una conquista reversible que habremos de arrebatar a distintas generaciones, ideologías y afiliaciones políticas. Nuestra democracia debe ser patrimonio de un candidato y de su partido, el PRI. Nuestra democracia es patrimonio del duopolio televisivo, y como tal debemos conservarla y fortalecerla.

Que soy candidato del Partido Revolucionario Institucional, un partido con una amplia base clientelar, integrado por millones de mexicanos que viven esperando la próxima dádiva del próximo politico -la camiseta, el cheque, la bolsa de cemento- en todas las regiones de México. Pertenezco a una generación que ha crecido molesta por la cultura democrática y no quiere seguir viviendo en la democracia. Vamos a reinstaurar pasados que afortunadamente no superamos en lugar de ganar el futuro que los mexicanos merecen. Hoy, como candidato del PRI, aspiro a ser un presidente imperial.

Creo, como la mayoría de los mexicanos de mi generación en Atlacomulco, que se debe gobernar en estricto desapego a la Constitución y a las leyes, y sin respeto a los derechos políticos y las libertades de todos los mexicanos. Para ello expongo en este Manifiesto los principios políticos a los que habré de apegarme, si las televisoras así lo deciden, como Presidente de la República.

Límites a la libertad de manifestación. El ejercicio de la libertad de reunión y manifestación -al estilo de los estudiantes de la Ibero- es lo más reprobable de nuestra cultura democrática. Como Presidente de la República cercenaré el ejercicio de este derecho en todos los espacios públicos del territorio nacional y fomentaré una cultura de intolerancia a todas las expresiones políticas que no sean las del PRI.

Límites a la libertad de expresión. Como Presidente de la República no seré garante de la libertad de expresión. Las críticas al Presidente de la República, en todos sus estilos y formatos, serán ignoradas, maquilladas y no se tomarán en cuenta. En una Presidencia antidemocrática cabe la violencia como en el caso de Ateneo, y la censura como hubo con la prensa en el Estado de México cuando fui gobernador.

Relación con los medios. El gobierno debe establecer una relación de subordinación con los medios de comunicación acorde con una cultura antidemocrática.

Como Presidente de la República impulsaré...

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