Prensa y poder, una "relación perversa"

AutorElías Chávez

Para ti es un privilegio escuchar confidencias de (el expresidente José López Portillo) este hombre que, en 1982, siendo presidente de México, agredió y puso en riesgo la existencia de Proceso con su frase "no pago para que me peguen", dicha el 7 de junio, fecha en que se celebraba el Día de la Libertad de Prensa. Esa expresión presidencial reflejaba el control que, mediante el pago de publicidad y otras artimañas, ejercía y sigue ejerciendo el Leviatán del autoritarismo sobre los medios de comunicación.

En nombre del jurado, Francisco Martínez de la Vega -periodista ilustre, ejemplo de honestidad- entrega ese Día de la Libertad de Prensa -suprimido desde el año 2000- los premios nacionales de periodismo. Y en una parte improvisada de su discurso, en vez de adular al presidente -como era costumbre- critica a López Portillo por su expresión de "no pago para que me peguen" y por su actitud contra la revista Proceso:

Cuando la autoridad sataniza a un profesional o a una publicación, algo falla en esa relación (de los medios con el gobierno), pues basta que se haga pública la hostilidad de una autoridad hacia algún órgano periodístico para que la existencia de ese órgano se haga casi imposible, ya que sobran quienes, en todos los sectores, prefieren halagar a la autoridad que mantener una relación normal con el periodista y su publicación satanizados. No puedo soslayar que esta situación es preocupación grave para el periodismo mexicano.

Eran tiempos de autoritarismo, cuando el presidente de la República en turno arremetía de mil maneras contra quienes osaban criticarlo. Tiempos que pensabas superados, pero están de regreso.

Para enfrentar el "no pago para que me peguen" y subsistir sin publicidad gubernamental, Proceso hace un doloroso recorte de personal. Solidarios, los reporteros intentan evitar la salida de varios compañeros: ofrecen disminuir 50% su salario. No es viable, explica el gerente Enrique Sánchez España.

Tú no eres despedido, pero por segunda ocasión ves amenazada tu fuente de trabajo y tu proyecto de vida. La primera agresión se produjo en 1976, cuando el entonces presidente Luis Echeverría Álvarez maniobró para que cerca de 300 periodistas -tú entre ellos-, encabezados por Julio Scherer García, fueran despojados de la cooperativa Excélsior.

Ahora estás frente a quien puso en riesgo la existencia de Proceso. López Portillo, inteligente, culto, de gran bonhomía, pudo haber sido tu verdugo laboral. Jamás imaginaste que este...

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