La era post-Maradona: un mundo sin D10s

AutorJuan Pablo Meneses

SANTIAGO DE CHILE.- Un médico, sentado ante una mesa llena de micrófonos, llora por Maradona y dice que lo amó, que el Diego era su vida y pide que dejen de culparlo por su muerte. Un abogado, sentado en un set de televisión, asegura que el médico debe ir a la cárcel por homicidio culposo, que hay pruebas para ello y que todo terminará en tribunales. Un representante del excapitán de la selección argentina manda su apoyo al médico y advierte que tiene en su poder muestras del ADN de Maradona, por si aparecen nuevos hijos reclamando su paternidad. Un economista, parado junto a una pizarra con números, explica los millones de dólares que el jugador ganó en vida y las inversiones que tendría repartidas en países como Italia, Argentina, Bielorrusia, Cuba, Venezuela, los Emiratos Árabes Unidos y México. Lugares emblemáticos en la vida del 10.

Una joven abre una cuenta en Insta-gram y sube un video anunciando que iniciará los trámites porque sospecha que es hija de Maradona. La policía allana el consultorio y la residencia particular de la psiquiatra que atendía al papá de Diego Jr., a Dalma, Giannina, Jana y Diego Fernando. Un traumatólogo sale a desmentir que la prótesis que le puso a D10s en la rodilla haya sido de fabricación argentina; asegura que fue una prótesis importada y pide por favor que lo saquen de todo este barrial que vino después de la muerte del hijo de doña Tota.

Es la primera semana sin Diego, y el mundo trata de adaptarse a esta existencia post-Maradona. No es fácil el cambio y se viven días confusos, revueltos, violentos, tristes, en todo lo que envolvió al jugador más importante del futbol mundial.

-¡Necesitan un boludo de quien hablar! -solía decir él-, y luego se apuntaba a sí mismo. Era la manera de enfrentar esta tormenta de comentarios y quejas que los medios iban repitiendo a su paso.

-Maradona vende porque gana o por el bardo. Ese es el problema -le dijo un día en su cara al director de El Gráfico, cuando era la revista más importante del futbol argentino y él era un jugador-, lo que provocó el aplauso y vítores de los asistentes al estudio de televisión.

Y aunque ha pasado una semana de su muerte, esa vieja filosofía que él mismo planteaba sigue intacta. Maradona vende porque es un genio o un villano.

Bastó apenas una semana para comenzar a olvidar los cientos de obituarios poéticos, escritos con virtuosismo oportunista tras la muerte del Pelusa. También se han transformado en chatarra esos artículos analíticos que trataban de explicarnos quién era realmente Maradona, qué representaba y por qué no lo habíamos notado. Todo eso quedó tirado tras la primera gambeta.

Incluso las críticas desde el feminismo, apuntando los...

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