El populismo se afianza

AutorAnne Marie Mergier

PARÍS.- Un clima electoral jamás experimentado durante la V República, instaurada en 1958 por iniciativa de Charles de Gaulle, prevalecía en Francia en vísperas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, que se realizarán este domingo 23.

Todos los sondeos de opinión coincidían: cuatro candidatos -Marine le Pen, li-deresa del ultraderechista Frente Nacional; Francois Fillon, de la corriente más conservadora de partido de derecha Los Republicanos; Emmanuel Macron, del movimiento social liberal En Marcha, y Jean-Luc Mélenchon, del movimiento de izquierda radical La Francia Insumisa- contabilizaban (cada uno) alrededor de 20% de las intenciones de voto y podían así aspirar a calificar para la segunda vuelta, que se realizará el próximo 7 de mayo.

Pero más allá de los resultados de la primera vuelta, este caótico proceso electoral no deja de plantear interrogantes.

Las elecciones primarias del Partido Socialista y de Los Republicanos pusieron en evidencia la gravedad de las divisiones internas de estas dos formaciones políticas que llevan tres décadas sucediéndose en el poder.

El más golpeado es sin duda el Partido Socialista (PS). Una verdadera guerra de guerrillas interna encabezada por el entonces primer ministro, Manuel Valls, obligó al presidente Francois Hollande a no presentarse en las elecciones primarias. Luego se desató una lucha sin cuartel entre los siete candidatos, divididos en dos comentes: una socialdemócrata -liderada por Valls- y otra de izquierda más tradicional representada por Benoit Hamon.

Valls se notaba seguro de ganar, pero los electores socialistas escogieron a Hamon, manifestando así su rechazo al quinquenio de Hollande y del social-liberalismo.

No pararon allí los enfrentamientos internos. Sin respetar su promesa de apoyar al vencedor de las primarias fuera quien fuera, los reformistas liberales del PS dieron la espalda a Hamon. Por si eso fuera poco, varios de ellos hicieron público su apoyo a Emmanuel Macron. Entre éstos destacan Manuel Valls y Jean Yves Le Drian, quien renunció a su cargo de ministro de Defensa para involucrarse en la campaña del líder de En Marcha. Hollande, por su parte, se quedó callado a lo largo ésta. Una sola vez, más sibilino que nunca, el todavía presidente dio a entender su preferencia por Macron, sin mencionar al candidato por su nombre.

El resultado no se hizo esperar: en vísperas de la primera vuelta Hamon a duras penas reunía entre 7.5% y 8% de las intenciones de voto.

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