DE POLÍTICA Y COSAS PEORES / El daño de pocos

AutorCatón

Himenia Camafría y Celiberia Sinvarón, maduras señoritas solteras, decidieron poner un gallinero, y fueron a una granja. Le pidieron al encargado: "Nos da 100 gallinas y 100 gallos". Dijo el hombre: "Para 100 gallinas se necesitan cuando mucho 10 gallos". Replicó la señorita Himenia: "Nosotras queremos 100. Sabemos bien lo triste que es vivir sin una pareja"... Pomponona Grandchichier, vedette de moda, le contó a una amiga: "Un señor rico y maduro me cortejaba. Pensé que sus intenciones eran buenas, pero no: me propuso matrimonio"... En una fiesta doña Panoplia de Altopedo, dama de sociedad, aprovechó la presencia de un médico y le preguntó: "Siento un dolor en la espalda, doctor. ¿Qué me recomienda?". "Perdone -se evadió el facultativo-. Yo soy oculista". "Oh, no -se turbó doña Panoplia-. El dolor yo lo tengo más arriba"... Doña Macalota llegó a su casa y se sorprendió al ver que don Chinguetas, su marido había comprado varias docenas de artefactos de cocina: coladores, cernidores, molinos, cacerolas de distintos tamaños, recipientes diversos. Le preguntó asombrada: "¿Por qué compraste todo eso? No tienes la menor idea de lo que se necesita en una cocina". Replicó don Chinguetas: "Y tú no tienes la menor idea de lo buenota que estaba la vendedora"... México es un país donde muy pocos pueden dañar a muchos. Por numerosos que sean los que han escogido el camino de la delincuencia su cifra es sumamente pequeña en relación con él número total de mexicanos. Y sin embargo esos pocos se han apoderado de vastas regiones del País y lo tienen atemorizado y abatido. Grupúsculos como el de los mal llamados maestros de la CNTE han hecho de varios Estados sus rehenes, y continuamente los afectan con sus algaradas. Los habitantes de la Ciudad de México sufren todos los días molestias de todo orden porque unas cuantas docenas de manifestantes impiden, a veces durante horas, el paso por avenidas importantes. Quienes hacen esas manifestaciones, gente en apariencia débil, se equiparan a los poderosos: también ellos violan la ley impunemente. Y es que las autoridades confunden prudencia con lenidad, y libertad con abusos intolerables. Ya lo dijo el talentoso Ramón Durón, en quien encarnó el espíritu festivo del Filósofo de Güémez: "Estamos como estamos porque somos como somos"... Cierto turista estaba Chihuahua, y una noche fue al cine. En la penumbra de la sala alcanzó a ver a su lado un par de piernas. "¡Y con minifalda!", se dijo el salaz tipo...

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