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De poeta a poeta

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Vincent

Una selección de 55 cartas de Octavio Paz, dirigidas a Tomás Segovia e inéditas hasta ahora, constituyen el testimonio de décadas de amistad entre ambos poetas, un intercambio intelectual que da cuenta del panorama de la cultura en esos años, los temas de discusión de la época y la génesis de la obra literaria del Nobel mexicano.

El libro Cartas a Tomás Segovia (1957-1985), del que ofrecemos un extracto, fue editado por el Fondo de Cultura Económica en el marco del décimo aniversario luctuoso de Paz.

Nueva Delhi, 6 de septiembre de 1965

Querido Tomás:

Hace tres días recibí tu carta y el texto sobre Piedra de Sol. Eres muy generoso conmigo. Ver la obra ajena, particularmente si es de un contemporáneo, exige un acercamiento que es también un desprendimiento; al acercarnos al otro, nos alejamos de nosotros mismos: se trata no tanto de hacer nuestra la obra como de que ella, así sea por un instante, nos haga suyos. Gracias de todo corazón por esa nota que es, ante todo, un acto de amistad.

Muchos encontrarán exagerado tu juicio sobre Piedra de Sol. Por mi parte, te confieso que no sé qué quiere decir "una obra maestra". Lo que me emociona, en cambio, es que hayas visto que yo me propuse hacer una obra -algo equidistante del desahogo y del ejercicio. Una de las mayores alegrías que he tenido en los últimos tiempos es que tú, en quien veo a uno de los mejores poetas de nuestra lengua en estos momentos (y, por eso mismo, a uno de nuestros críticos más lúcidos), lo hayas reconocido y lo hayas dicho.

La palabra "obra" -y la idea que evoca: premeditación- me lleva a otro tema, para mí central: la relación de mi poema con el surrealismo. Tú dices que Piedra de Sol es un "poema de vuelta" y aclaras que esta "vuelta" no debe confundirse con "retroceso". ¿Vuelta de qué y a qué? A muchas cosas, sin duda. Una de ellas (capital para mí): el surrealismo. En efecto, escribí ese poema después de mi contacto en París con André Breton, Benjamin Péret y otros amigos. Este contacto, nacido de una coincidencia apasionada en ciertos puntos esenciales no sólo del arte sino de la vida, me afectó profundamente y cambió mi manera de ver lo que llaman la escritura poética. A esos años pertenecen Trabajos del poeta, ¿Águila o sol?, Arenas movedizas, y muchos poemas de Semillas para un himno (sin contar textos automáticos). Así, Piedra de Sol está después de mis experiencias de escritura surrealista; al mismo tiempo, no deja atrás el surrealismo; su visión reaparece...

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