¿Podría estar el arte a debate?

AutorSamuel Máynez Champion

Aunque suene descabellado, se han hecho diversos tentativos para convertir a la música en un método de comunicación precisa, de comunicación de conceptos. En los códigos de la música esta precisión no existe, ya que el lenguaje musical, como las demás disciplinas artísticas, son manifestaciones individuales que tienden a la subjetividad; su pretensión de universalismo es un ideal inalcanzable. Por paradójico que nos resulte, en estas manifestaciones los regímenes dominantes hallan la forma de preservarse, mas las sociedades construyen su identidad, afianzan su sentido de pertenencia y subliman las frustraciones derivadas, precisamente, de la dominación de la que son objeto. No es de sorprender que el arte sea utilizado como vehículo de hegemonía y conservación del poder, pero también como lenguaje intangible de la nobleza que habita al hombre y como medio supremo de cohesión social.

Dadas sus implicaciones, conviene glosar brevemente sobre estos temas para poder referirnos a su injustificable ausencia en los debates entre los candidatos a la Presidencia.

Alrededor de 1820, el ingeniero Frangois Sudre inventa un idioma que pudiera ser asimilado por todas las razas del planeta. Fue una simiente fallida de la Lingvo internada o "Lengua Internacional" que crea hacia 1887 el oftalmólogo Nicolás Zamenhof, a la que conocemos por Esperanto. En el experimento de Sudre era suficiente con emplear los nombres y los sonidos de las notas musicales para superar las barreras de la incomunicación o, más bien, para ampliar el radio de acción del coloniaje europeo pues, ciertamente, atrás de sus buenos propósitos subyacía el deseo de imponer con mayor fluidez su cultura sobre las demás. En su informe a la Academia de Bellas Artes de Francia escribe:

"En la lengua musical del autor, se hace uso de las siete notas de la escala para expresar todas las ideas. Utilizando solamente tres notas, Sudre compuso la telefonía, es decir, el arte de transmitir a distancia, mediante los sonidos de un instrumento, órdenes, frases, inscritas anticipadamente en un vocabulario especial (...) a fin de adecuarse al sistema de una corneta de ordenanza y de tomarlo del arte militar."(1)

Así, las palabras se forman por una, dos, tres y hasta cuatro notas o sílabas. Do, por ejemplo, significa no; solía significa siempre; fadosi, terminar, y ladofado, comercio. La diferencia de géneros se obtiene por la duplicación de la última vocal: señor se dice sisol y señora sisool. Para...

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