Contra la pobreza menstrual

AutorMarta Lamas

En noviembre de 2021 Raquel Buenrostro sorprendió con la decisión de que en la Miscelánea Fiscal 2022 se eliminaría el impuesto a las toallas sanitarias y tampones, en virtud de "ser productos de primera necesidad y parte del derecho a la salud". Esa atinada decisión desconcertó, pero no provocó un debate. Ahora, el tema de la menstruación regresa con la noticia de que a partir del 15 de agosto, en Escocia, por ley, los productos menstruales serán gratuitos para quien los necesite.

Los antecedentes de esta notable resolución se remontan a 2014, cuando Laura Coryton, una activista feminista, echó a andar una campaña para abolir el impuesto a los productos menstruales. Dado que la regulación del IVA correspondía a la Unión Europea, no fue sino hasta que el Reino Unido salió de la UE (el Brexit) que se empezó a discutir cómo exentarlos. Coryton desató un debate que se amplió y profundizó, y en 2016, la legisladora laborista Monica Lennon desplegó una campaña para votar una ley que abordara lo que se ha denominado "pobreza menstrual": no tener recursos para adquirir productos adecuados. En noviembre de 2021 Escocia aprobó dicha ley, que garantiza el acceso gratuito a los tampones, toallas y calzones sanitarios. Luego vinieron los ajustes y enmiendas, y finalmente entró en vigor la semana pasada.

El argumento fundamental de tal decisión legislativa tiene que ver con investigaciones y encuestas previas que arrojaron datos acerca del impacto educativo que tiene la pobreza menstrual: casi 2 millones de jóvenes de 14 a 21 años habían optado por faltar a clase ante el temor de mancharse o de un escurrimiento por no contar con esos productos. Que muchas jovencitas perdieran días escolares cimbró al gobierno escocés, que en 2018 se convirtió en la primera nación en garantizar productos menstruales gratis a todas las estudiantes.

En los medios de comunicación se inició el debate acerca del impacto en la vida de las mujeres por tener o no productos menstruales debido a su costo. En un programa de la BBC, la organización social llamada Hey Girls declaró que los productos menstruales deberían ser igual de accesibles que el papel de baño en los baños públicos. Luego algunos restaurantes y pubs empezaron a ofrecerlos gratis en sus instalaciones sanitarias. Ciertos reportajes documentaron las formas tradicionales para sustituir una toalla sanitaria, desde los tradicionales trapitos que se lavan una y otra vez hasta argucias actuales, como la de rellenar de...

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