La población en el siglo XX

AutorCecilia Rabell Romero
Páginas31-60
31
Causas del
movimiento:
-Población rural
mayoritaria
4. La población en el siglo XX
4.1 El papel de la dinámica demográfica
en el desencadenamiento de la Revolución de 1910
Sin ser demasiado literales, se puede afirmar que el siglo xx mexicano
dio inicio con la gran convulsión social de la Revolución, indudable
parteaguas de nuestra historia, que también marcó un hito en el cre-
cimiento de la población.
Las causas del surgimiento de un movimiento armado de la
profundidad y amplitud que tuvo la Revolución de 1910 son nece-
sariamente muy complejas: fuertes desajustes económicos (inflación,
aumento de impuestos, crisis económica en 1907, descenso de sa larios
reales a partir de 1898), creciente desigualdad social, pérdida de legi-
timidad de las clases gobernantes, debilidad de las instituciones, frus-
tración de diversos grupos sociales ante expectativas no cumplidas,
sólo por citar algunas. Pero es válido preguntarse hasta qué punto la
dinámica de la población fue responsable en el desencadenamiento
de esa convulsión social que trastocó en gran medida el orden so cial
imperante.
Sabemos que el crecimiento económico se aceleró entre 1872
y 1910. A pesar del desarrollo de la industria y la recuperación del
comercio y la minería, México era un país rural, puesto que alrede-
dor de 2/3 partes de la población seguía dedicada a labores agrícolas.
En el campo, hubo gran aumento en el número de haciendas (de cerca
de 6 000 al inicio del Porfiriato, a casi 8 500 en 1910). El gobierno
apoyó con obras de infraestructura y créditos la mecanización de los
procesos agrícolas; las haciendas se modernizaron, pero empleaban
menos mano de obra; esta expansión se hizo en muchos casos a costa
de la tierra a veces arrendada, a veces comprada o arrebatada, a las
comunidades indígenas. Gracias a las leyes sobre deslinde y coloni-
zación de terrenos baldíos, muchos compradores aprovecharon pro-
blemas en los títulos de propiedad de los pueblos para despojarlos.
En ese mismo periodo el número de ranchos aumentó de casi 15 000
a cerca de 50 000, crecimiento espectacular que ofreció una salida a
una parte de la población rural. Los ranchos tenían poca tierra, pri-
vada o arrendada a las haciendas, y eran explotados por los dueños
o arrendatarios ayudados por peones cuando la fuerza de trabajo
familiar era insuficiente.
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32 La población
-Problemática
indígena
-Desempleo y
crisis económica
Cifras estimadas
Sin embargo, la mayoría de los habitantes vivía en las lo-
calidades indígenas del Centro y Sur del país, y en los casi 40 años
trans curridos entre 1872 y 1910, el número de pueblos (algo más de
5 000) no aumentó. Además, como ya vimos, las comunidades per-
dieron grandes extensiones de terreno en un periodo en que la pobla-
ción rural crecía. En el cultivo se mantuvieron los patrones tradicio-
nales; no hubo innovaciones tecnológicas ni inversiones en obras de
riego ni otras formas de aumentar la productividad que hubiesen per-
mitido a la creciente población campesina tener medios para mante-
nerse. Los habitantes del campo deben haber enfrentado entonces una
carencia dramática de tierras aptas para la siembra o la ganadería;
para sobrevivir, tuvieron que migrar a las ciudades o bien convertirse
en peones empleados en las haciendas o en los ranchos; de hecho, en
1910 había más de 3 millones de peones agrícolas en el país. No es difí-
cil imaginar las fuertes tensiones en el campo mexicano originadas por
los cambios en las formas de propiedad que perjudicaron a las comu-
nidades indígenas y la falta de tierras que padecía la mayoría de ellas.
Durante el conflicto armado la población rural fue la más afectada.
También en las ciudades, las clases medias emergentes vivían
con gran frustración la falta de libertad política y las pocas opor-
tunidades laborales que el sistema económico, controlado por las
élites, les ofrecía. En la zona Norte, la clase media sufrió con especial
severidad los efectos de la inflación, de los impuestos y de la crisis
económica de 1907. El paso a la tan deseada modernidad no iba a ser
fácil en México.
4.2 El costo demográfico de la Revolución mexicana
El tema de los efectos demográficos de la Revolución mexicana atrajo
muy pronto la atención de investigadores nacionales y extranjeros; en
la década de 1930-1940, el antropólogo Manuel Gamio y el estadí-
grafo Gilberto Loyo hicieron estimaciones de las pérdidas humanas.
Las cifras que han sido estimadas oscilan entre 1.9 y 3.5 millones,
pérdidas enormes si las comparamos con los poco más de 15 millo-
nes de habitantes en 1910.
El lector se preguntará por qué tanto debate y tamañas diferen-
cias en esas estimaciones. Hay dos razones que podemos aducir: una
es que el primer censo posterior a la Revolución, de 1921, es muy
deficiente porque la incompetencia del aparato estatal posrevolucio-
nario se tradujo en la omisión de numerosos ciudadanos, situación
que prácticamente impide la comparación con el censo de 1910; ade-
más, el registro civil de nacimientos y defunciones, la otra posible
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