Plaza Pública/ PRI: Tres que se fueron

AutorMiguel Angel Granados Chapa

No obstante que sobraron saliva y tinta para descalificar los medios por los cuales Roberto Madrazo y Elba Esther Gordillo llegaron a los principales cargos de dirección del PRI, y para descalificarlos a ellos mismos, casi nadie actuó en consecuencia y se apartó de un partido cuya naturaleza le permite tener tal liderazgo.

Sólo tres militantes han renunciado después del 24 de febrero.

El primero fue el Diputado Jaime Martínez Veloz. Lo siguió Francisco Hernández Juárez, secretario general del sindicato de telefonistas. Y el más reciente, y el de mayor relieve interno en el priísmo, ha sido Gonzalo Martínez Corbalá.

Martínez Veloz nació en Torreón y allí comenzó su carrera política, tras haber concluido la de arquitecto en la Universidad de Coahuila.

Radicado en Tijuana, allí ingresó al PRI de la mano de Luis Donaldo Colosio, quien le dispensaba particular confianza.

Obligado, como siempre que se habla de Tijuana, citar a Jesús Blancornelas, leemos lo siguiente en su libro "El Tiempo Pasa. De Lomas Taurinas a Los Pinos", escrito con sus compañeros del semanario Zeta, sobre el crimen cometido hace ocho años ya: "El motivo principal de Colosio para aceptar el lugar fue que lo propuso Jaime Martínez Veloz, a quien estimaba mucho.

Lo había sacado de Coahuila para mandarlo a Tijuana, donde primero lo hizo jefe de Pronasol y luego Diputado federal.

En octubre de 1993, Luis Donaldo comentó a Blancornelas, cuando analizaban una lista para dirigir el PRI bajacaliforniano: 'Lástima que Jaime no quiera; él quiere ser Presidente Municipal'".

Lo intentó el año pasado, sin éxito, pues de nuevo triunfó Acción Nacional.

Pero antes Martínez Veloz había sido Diputado local, miembro de la Cocopa en dos ocasiones, integrante del comité nacional del PRI. El Gobernador Ernesto Ruffo lo acusó de prácticas porriles, quizá a partir de la decisión de Martínez Veloz de hacer política en el llano, desde abajo.

Por eso, despechado, Leonardo Rodríguez Alcaine dijo, al comentar la decisión de Martínez Veloz, que en realidad no había sido priísta. No lo parecía, al menos.

En cambio, si se atiende su apego al cargo, validado en sucesivas reelecciones, sí lo parecía Francisco Hernández Juárez.

Debe decirse, sin embargo, que su práctica sindical entre los telefonistas dista mucho de la impuesta por los cacicazgos petrolero o electricista.

No impera la democracia perfecta en el gremio que ha encabezado Hernández Juárez desde hace más de un cuarto de siglo (en el próximo mes se...

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