Plaza Pública/ Poderosa radiotelevisión

AutorMiguel Angel Granados Chapa

Tres veces en este año ha mostrado la industria de la radio y la televisión su pujanza política frente al Gobierno. No es que necesitara desafiarlo, pues de muchas maneras los empresarios de esa actividad se sienten identificados con la nueva Administración. Pero cuando han surgido tenues atisbos de un diferendo, el resultado ha sido favorable a los representantes de los medios electrónicos de difusión.

Pretendió la Secretaría de Gobernación, en febrero pasado, constituir el Consejo nacional de radio y televisión. Lo prevé la ley federal correspondiente, pero nunca ha funcionado. O lo ha hecho de modo que apenas tocó las funciones que la norma establece. La convocatoria del Secretario Santiago Creel, sin embargo, fue rápidamente contrarrestada por los concesionarios de radio y televisión, que suelen proclamar su respeto a la ley. Pero cuando se trataba de cumplirla en una parte en que todos han sido omisos, su contrapropuesta prosperó en vez de que lo hiciera la anunciada medida oficial. No se integró el consejo, ante el reproche de la industria de que se la "sobrerregularía", y en cambio se estableció una comisión de autorregulación en el seno de la Cámara Nacional de la Industria de Radio y Televisión, cuyos trabajos no modifican en lo absoluto la conducta de esos medios.

Más adelante, el propio Presidente Fox fue utilizado -sí, hay que decirlo en sus términos- para bendecir una abierta violación a la ley de la materia. Esta prohíbe de manera terminante la participación de capital extranjero en la radio y la televisión, no obstante lo cual Televisa vendió el 50 por ciento de su participación en Radiópolis, su división radial, al consorcio español Prisa. El contrato respectivo fue firmado en la Embajada mexicana en Madrid, con el testimonio del Presidente de la República, de visita en España. Se ha alegado que la presencia foránea se justifica a la luz de la ley de inversión extranjera, que autoriza una fórmula, las acciones neutras, que no toman decisiones, para favorecer la imposición de dinero venido de fuera en negocios que lo requieren. Aparte la discusión jurídica que podría plantearse en este conflicto de leyes, y que a mi juicio debería resolverse por la vigencia de la ley especial sobre la general (la de radio y televisión sobre la de inversiones extranjeras), lo cierto es que no hay en este caso inversión neutra, pues el director de Radiópolis fue designado por la parte española de este contrato.

Televisa refrendó su influencia...

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