PLAZA PÚBLICA / Derechos humanos

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Desde hace 61 años en que se emitió la Declaración Universal de Derechos Humanos, el 10 de diciembre se consagra a informar y reflexionar sobre el respeto y la vigencia de esas prerrogativas de las personas, factor indisoluble de todo régimen democrático.

En México no podemos hoy festejar este día. Por doquier se perciben violaciones a esos derechos e incapacidad estatal o carencia de voluntad para indagar tales infracciones y castigar a quienes las cometen. Por si algo faltara en ese triste panorama, el órgano del Estado que debería ser salvaguarda de las personas se deterioró notoriamente en los años recientes y la sucesión de su titular, lejos de abrir expectativas de un porvenir menos opaco y más eficaz, significa un declive aún más veloz hacia profundidades más hondas.

Anteayer fue presentado un informe de Amnistía Internacional sobre violaciones a derechos humanos cometidas por miembros del Ejército. No hace falta subrayar la relevante presencia de esa organización en la observación y denuncia de agravios a las personas en todo el mundo, de suerte que no es trivial el acerbo juicio contras las autoridades mexicanas que se desprende de su reporte, que es en algún sentido confirmación del que hace varios meses presentó otro organismo de similar naturaleza, Human Rights Watch, sobre el mismo tema aunque con fundamentos e información diferentes. Los dos informes coinciden, sin embargo, en que por razones estructurales y coyunturales no se propicia ni se aplican castigos a los violadores que visten uniforme. Y bien se sabe que no hay mejor caldo de cultivo que la impunidad para que crezcan las infracciones, los abusos y excesos.

Esa impunidad se ha evidenciado, por enésima ocasión, en el caso de dos desaparecidos emblemáticos, Edmundo Reyes Amaya y Gabriel Alberto Cruz Sánchez, militantes del Ejército Popular Revolucionario, de los que nada se sabe desde mayo de 2007. A pesar de que no son por desgracia los únicos, su caso ha dado lugar la integración del libro Desapariciones forzadas, compuesto por la sola documentación resultante del esfuerzo fallido de una comisión mediadora que se dispersó ante la evidente intención del gobierno de no sólo pretender inocencia en aquella desaparición sino omitir todo avance en la averiguación previa iniciada por la denuncia de la privación ilegal de la libertad de esas personas. Ese libro será presentado hoy en la benemérita organización civil Servicios y Asesoría para la Paz.

La Comisión Nacional de...

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