PLAZA PÚBLICA / Entrampado PRD

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Hoy hace cuatro meses que el Partido de la Revolución Democrática efectuó elecciones para decidir quién lo presidiría (y quién ocuparía la secretaría general). Todavía no se conoce el resultado. La causa de esta insólita situación es la multitud de irregularidades denunciadas por las planillas contendientes, no sólo las que tuvieron una vaga presencia en el proceso sino también las dos corrientes principales. De las 8 mil 42 impugnaciones que está analizando la Comisión Nacional de Garantías, Izquierda Unida (que postuló a Alejandro Encinas a la presidencia partidaria) presentó poco más de 600 y Nueva Izquierda (cuyo candidato fue Jesús Ortega) poco más de 500.

Tampoco se han resuelto las quejas sobre la elección de delegados al congreso, que también se efectuó el 16 de marzo. Por esa causa el Consejo Nacional perredista, reunido el sábado anterior, determinó aplazar dicho congreso, previsto para fines de este mes. Se propuso que ocurra del 28 al 31 de agosto, en espera de que para entonces se hayan resuelto los recursos que cuestionan la elección de congresistas. Podría ocurrir, sin embargo, que el aplazamiento quede sin efectos porque el tribunal interior de ese partido, la Comisión de Garantías, está considerando anular esa elección, como también estudia la anulación de la que protagonizaron Encinas y Ortega.

Ambos anticiparon su oposición a que eso ocurra. Para la corriente que impulsó a Encinas, la anulación premiaría a los tramposos del partido (como ya ocurrió, digo por mi parte, en 1999, cuando Amalia García tuvo que ser elegida dos veces). Ortega, por su parte, dijo que anular sería una decisión en su contra, porque él triunfó (su alegato también hace nueve años, contendiente principal que fue entonces de la hoy gobernadora de Zacatecas).

Las dos corrientes acudirían a la justicia electoral federal en caso de anulación y una de las dos lo haría en caso de que al final se atribuya la victoria a su contrincante. Sin embargo, la invalidación del proceso beneficiaría a Nueva Izquierda porque ya logró en los hechos la conducción del partido. Guadalupe Acosta Naranjo, un oscuro militante hasta antes de ser secretario general del partido en representación de Los Chuchos, es ahora el presidente sustituto, en tanto sea legitimado un nuevo líder. En parte por su propia personalidad, y en parte porque así conviene a los intereses de su grupo, Acosta Naranjo actúa como si hubiera sido llevado por los votos de la militancia a su cargo y no por...

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