PLAZA PÚBLICA / La marcha de los agravios

AutorMiguel Ángel Granados Chapa

Un domingo como hoy, hace cinco semanas, Javier Sicilia se hallaba en Manila, la capital de Filipinas, invitado por el Instituto Cervantes, que promueve la lengua española por todo el mundo y convoca a hacerlo a notables escritores. Sicilia lo es. Hace apenas dos años recibió el Premio Nacional de Poesía, una presea muy valiosa, que antes fue para Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, Coral Bracho, Hugo Gutiérrez Vega, entre otros.

El lunes 28 de marzo una noticia negra arrancó a Sicilia de la constructiva y placentera labor a que había sido llamado a aquel archipiélago del Pacífico. Su hijo Juan Francisco, Juanelo, había sido asesinado. Cuando pudo llegar, el poeta conoció los pormenores de la situación. Su hijo y tres de sus amigos y vecinos, a los que Javier Sicilia conocía de cerca, habían sido levantados en un bar de Cuernavaca en que terminaban su asueto dominical y junto con tres personas más fueron asesinados. Sus cadáveres se amontonaron en un vehículo que fue abandonado en el colindante Municipio de Temixco.

Sicilia, que no ha sido hombre de silencios, ni como poeta se ha recogido en su constante diálogo con Dios, gritó en demanda de justicia. Y encontró que al conjuro de su voz resonaban innumerables ecos, no sólo de quienes se solidarizaron con él y los familiares de las otras víctimas, sino de los deudos de muchas otras personas asesinadas, desaparecidas, vejadas, abandonadas, desoídas en todo el País. La condensación de esos pesares, de esa indignación dio lugar a la Marcha Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad, que hoy concluye en la Ciudad de México, tras su inicio en Cuernavaca el jueves pasado.

Se unieron de inmediato a Sicilia, en su reclamo de justicia, los protagonistas de movimientos y acciones con los que se ha identificado. Como una nota singular en su ejercicio periodístico, invariablemente sus textos terminan con un alegato por demandas civiles antiguas o vigentes en su hora. En un ejemplo tomado al azar, cuando en junio de 2009 anunció que anularía su voto, como parte de un movimiento de reproche a los partidos políticos, en el párrafo final de su texto se leía como era y es usual: "Además, opino que hay que respetar los acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a los presos de Atenco y de la APPO y hacer que Ulises...

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