Plaza Pública/ Habla el Congreso

AutorMiguel Angel Granados Chapa

La discreción del Presidente Fox es digna de reconocimiento y aplauso. En vez de usar el escenario de su Primer Informe de Gobierno para anunciar la expropiación de 27 ingenios azucareros, y convertir esa comparecencia en hito central de su incipiente sexenio, prefirió quedar en la opacidad y en cambio dejar que madurara la decisión, contraria a su ánimo privatista pero necesaria por el interés público, de devolver al patrimonio nacional bienes que fueron entregados a particulares que los echaron a perder.

De haberlo anunciado el sábado, el Presidente hubiera mostrado otra dimensión de su Gobierno, y hubiera obligado a que la respuesta del Congreso cobrara también otro talante. De cualquier modo, fue útil que escuchara, según afirmó, la expresión de los grupos partidarios previa a su llegada a San Lázaro. No los oyó directamente en atención a la Ley orgánica del Congreso y no por convicción propia. Con ello invitó a los legisladores a modificar su propia legislación para que se camine a una modalidad parlamentaria, en la que el Jefe de Gobierno escucha la crítica de la Oposición.

Sobraron tres discursos, los de los partidos que no alcanzan a formar grupos parlamentarios. Sólo éstos tienen derecho a participar en dicha sesión. Permitir el uso de la tribuna a formaciones con representación imperceptible facilita el oportunismo, como el del Partido de la Sociedad Nacionalista, que se sumó sin más al foxismo, después de haber logrado su permanencia en la escena política por su inclusión en la Alianza por México. Oportunismo semejante, sólo que de sentido contrario, mostró el Partido Verde Ecologista de México, que dijo romper con el Gobierno en lo que, lejos de ser una posición sólida y valiente, puede ser sólo una treta que conviene a los intereses materiales de los dueños de la patente, la familia González Torres-Martínez Manautou, únicos intereses que el Verde ha cuidado desde su fundación.

Fueron relevantes, por lo que se dijo y por quienes lo dijeron, las intervenciones de quienes representaron a los tres grupos mayores en el Congreso. Fue elocuente que la Oposición, el PRI y el PRD, escogiera como voceros a miembros de su línea dura. Se comprendería, y hubiera sido conveniente, que Rafael Rodríguez Barrera debutara como coordinador de la fracción priísta haciendo uso de la palabra. Pero es sobre todo un conciliador, y quizá se trataba de enviar un mensaje de rechazo, para lo cual se prefirió la intransigencia de Efrén Leyva Acevedo, de...

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