La perversidad del Sistema Nacional de Creadores

AutorBlanca González Rosas

Financiadas por los ciudadanos, estas cantidades no sólo se otorgan sin criterios objetivos que ubiquen el beneficio social que generan el arte y sus creadores sino, también, sin criterios éticos que consideren la riqueza material -que no espiritual- de los becarios: Por ejemplo, a pesar de que el creador emérito Manuel Felguérez está presente en ferias y subastas con cotizaciones que rebasan los 250 mil pesos por una obra pictórica, desde 1993 ha recibido mensualmente los 20 salarios mínimos que, sin saber, le regalan los ciudadanos.

Y en el contexto de los Creadores Nacionales, artistas como Carlos Amorales ha solicitado, aceptado y gozado del estímulo económico de 15 salarios mínimos a pesar de ser comercializado por una de las galerías más reconocidas a nivel internacional: la Kuriman-zutto de la Ciudad de México. Sustentada en unas Reglas de Operación del SNCA publicada apenas el pasado 28 de noviembre -que no aportan propuestas nuevas, diferentes o valiosas-, la edición 2017 del Sistema no sólo repite los vicios que lo caracterizan -como el otorgamiento de la beca de tres años a productores que se han beneficiado del estímulo en repetidas y numerosas ediciones, tal es el caso de Perla Krauze, Gabriela Gutiérrez, Patricia Aridjis, Emilio Said, Mario Núñez, José Luis Cuevas García y José Luis Sánchez Rull, entre otros-, sino que también incurre en el incumplimiento de sus normas: Aun cuando la regla número 11 señala que se deben excluir a los servidores públicos de mando medio y superior adscritos a cualquier figura análoga de la Secretaría de...

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