Ante la pederastia, el Papa del desdén

AutorRodrigo Vera

El joven Joaquín Aguilar, líder de un grupo de víctimas de sacerdotes pederastas a quienes el Papa Benedicto XVI no quiso recibir en su pasada visita a Guanajuato, exclama decepcionado:

“¡Ni hablar! ¡El Papa nos dio el portazo! No quiso recibirnos como lo está haciendo con las víctimas de otros países.

Para la Iglesia, simple y sencillamente las víctimas mexicanas somos víctimas de tercera. ¡No existimos!” El 16 de marzo –siete días antes de que llegara el pontífice–, Joaquín acudió a la sede de la nunciatura apostólica en México y, a nombre del grupo, entregó formalmente la solicitud de audiencia con Joseph Ratzinger.

Su intención era informarle que la grave situación de la pederastia sacerdotal en México se debe, principalmente, al encubrimiento y a la complicidad de la misma cúpula eclesiástica.

Las víctimas tenían la seguridad de que, aunque fuera por pocos minutos, el Papa las escucharía, como lo está haciendo en otros países y con mayor razón por estar en México, de donde es originario Marcial Maciel, considerado a nivel mundial como el clérigo abusador más emblemático.

Pero la nunciatura apostólica ni siquiera se tomó la molestia de dar respuesta a su solicitud. Jamás les contestó la carta ni tampoco les resolvió nada telefónicamente.

Relata Joaquín:

La Iglesia nos ignoró completamente.

En nuestra solicitud de audiencia pusimos nuestros números telefónicos. La nunciatura prometió que nos contestaría. Pasaban los días y no recibíamos ninguna respuesta. Telefoneábamos a la nunciatura y ahí nos decían: 'Esperen un poco más, después nos comunicamos con ustedes'... y así nos trajeron.

-Sin embargo, el nuncio apostólico, Christophe Pierre, estuvo adelantando a la prensa que el Papa no los recibiría...

-Sí, es cierto. Pero esas declaraciones del nuncio estaban dirigidas a los medios. Mientras tanto, a nosotros la nunciatura nos decía que esperáramos. Teníamos la idea de que recibiríamos una respuesta formal, como formal fue nuestra petición. Y claro, suponíamos que el Papa finalmente nos recibiría fuera de agenda, como suele hacerlo en otros países.

"Incluso viajamos a Guanajuato con la esperanza de que a última hora nos confirmarían la audiencia; así ya no teníamos que trasladarnos con prisas. Mientras esperábamos una repuesta, yo incluso di una conferencia de prensa en la ciudad de León, el sábado 24. Pero finalmente ni recibimos contestación a nuestra solicitud ni el Papa nos recibió. La Iglesia mantuvo un desdén total hacia nosotros. Nos ignoró.

Y para colmo, monseñor Carlos Aguiar Retes, el presidente del episcopado, todavía llegó a declarar desdeñosamente que la jerarquía...

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