Un patrón de negligencia y abusos

AutorLourdes Cárdenas

OTERO, NUEVO MÉXICO.- Ya pasaron 18 meses desde que F. Fernández, salvadoreño de 32 años, llegó al puente internacional Zaragoza -el que une Ciudad Juárez, Chihuahua, con El Paso, Texas- y solicitó asilo político en el lado estadunidense. Durante ese año y medio ha vivido una de las peores etapas de su vida: fue separado de su mujer embarazada y de su hija, esposado y trasladado a un centro de detención situado a más de 100 kilómetros, lo vistieron con el uniforme rojo que identifica a los detenidos peligrosos y más de una vez lo han aislado en las celdas de castigo.

Este hombre huía de la violencia en su país y buscaba una vida segura en Estados Unidos. Ya lo habían deportado dos veces, pero el riesgo valía la pena. O eso pensaba antes de pisar el centro de detención West Texas, en Sierra Blanca, en julio de 2016; cuatro meses después fue llevado al Centro de Procesamiento de Inmigrantes en Otero, Nuevo México.

"Estar aquí es lo peor que le puede pasar a uno. Te tratan como un criminal aun cuando no hayas cometido un delito", dice el hombre detrás de la pequeña ventana que lo separa de los visitantes y evita el contacto directo. "Te castigan por todo, hasta por meterte los pantalones dentro del calcetín. Y quejarse no sirve para nada. Los guardias se sienten con todo el poder".

La más reciente ocasión en que fue enviado a la celda de castigo pasó 23 días totalmente aislado. Su delito fue haberse peleado con un haitiano dentro del dormitorio que alberga a cerca de 50 personas. Además, la pelea tuvo como consecuencia que lo movieran al "tanque rojo": el área en la que conviven los detenidos considerados peligrosos.

Segregación y castigos

Fernández -quien pidió no revelar su nombre real- lleva 14 meses en Otero, uno de los centros de detención de inmigrantes inspeccionado el pasado diciembre por la Oficina del Inspector General (OIG) del Departamento de Seguridad Nacional.

En el informe Preocupaciones sobre el tratamiento y cuidado de detenidos en centros de detención, los inspectores revelaron problemas como cateos innecesarios, falta de cuidado médico, condiciones higiénicas deficientes, un fallido sistema de clasificación de detenidos y abuso de la segregación o aislamiento como forma de castigo.

"Aunque las condiciones de detención varían entre las instalaciones (...) nuestras observaciones y entrevistas con detenidos y con el personal revelaron varias cosas, entre ellas que los detenidos son clasificados incorrectamente, según sus...

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