Partidos y medios: retos de la democracia
Autor | José Woldenberg |
Cargo | Es profesor de tiempo completo adscrito al Centro de Estudios Políticos de la Universidad Nacional Autónoma de México. Correo electrónico: «josewolk@prodigy.net.mx» |
Páginas | 367-372 |
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SERMEÑO Á. y SERRET E. (coordinadores), Tensiones políticas de la modernidad. Retos y perspectivas de la democracia contemporánea. México: Miguel Ángel Porrúa / Universidad Autónoma Metropolitana - Azcapotzalco, 2008, pp. 265.
I
Es cierto, como afirma Ángel Sermeño, que la democracia está cruzada por diversas tensiones, fruto de nuevas realidades: la creciente dificultad para ejercer la acción de gobierno, para desarrollar la participación ciudadana, para equilibrar la igualdad con la libertad, para hacer realidad los derechos de los ciudadanos. Hay quien habla incluso de un vaciamiento de la política en los tiempos de la globalización. No obstante, no parece existir una alternativa de gobierno viable y deseable a la democracia, por lo que analizar los retos a los que se enfrenta es una labor pertinente (desde el campo de la política) y estimulante (desde la academia). No pretendo comentar todos los trabajos que integran este libro sugerente, sino solamente hacer algunas notas sobre dos artículos que me parece que tocan dos de las asignaturas centrales de la agenda política nacional: los partidos y los medios.
II
No se requiere ser sociólogo o politólogo para constatar el malestar que generan los partidos políticos. Basta salir a la calle e intercambiar Volumen 5, número 10, abril, 2009, pp. 367-377
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opiniones sobre el tema, casi al azar, para darse cuenta de la mala opinión que desatan. Ya no digamos si uno se asoma a la radio o la televisión e incluso la prensa: en esos espacios, casi por inercia, los locutores y comentaristas reproducen una serie de epítetos negativos contra el conjunto de los partidos. Ahora bien, si se quiere rebasar esa dimensión, pues ahí están las encuestas que en su momento realizaron por separado la Secretaría de Gobernación y el Instituto Federal Electoral, y en el caso de América Latina, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, para certificar el poco aprecio que los partidos reciben no sólo en nuestro país, sino también en el resto de los países latinoamericanos.
¿Pero esa percepción -se pregunta Esperanza Palma, y con razón- que expresa "el deterioro de la relación entre los ciudadanos y los partidos... y el declive de las identidades partidistas", puede considerarse como una crisis de los partidos o de la representación?, o "¿es más conveniente hablar de la crisis de aceptación de los partidos e incluso de antipartidismo?"
A algunos, el aparente matiz les puede parecer insustancial o incluso retórico, pero no lo es, porque los partidos no han dejado de cumplir un papel central en los sistemas democráticos, al mismo tiempo que viven envueltos por una desafección muy extendida entre los ciudadanos.
Quienes hablan de crisis de los partidos -nos dice Esperanza...
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