La pareja Ortega-Murillo se habilita como "dinastía"

AutorMatilde Córdoba

En julio de 1991, año y medio después de la primera derrota electoral que sacó a Daniel Ortega del poder, Rosario Murillo promovió su candidatura para ser miembro de la Asamblea Sandinista, el máximo órgano de consulta del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Sin embargo, no fue elegida por los delegados al Primer Congreso de esta organización, quienes no reconocieron en ella la trayectoria de lucha suficiente para ser parte del selecto grupo de militantes, muchos de ellos con destacada trayectoria guerrillera contra el dictador Anastasio Somoza.

Murillo, hoy candidata a vicepresiden-ta de Nicaragua, compañera de fórmula y esposa del presidente Daniel Ortega, conformó entonces, sin éxito, un equipo para promoverse.

"Rosario se lanzó a la candidatura de la Asamblea Sandinista en el primer congreso en 1991 y quedó excluida por unos puntos. Entonces quisieron que Lea Guido, quien había quedado un lugar antes, renunciara para darle lugar a Rosario, cosa que Lea no hizo. Eso la resintió durante mucho tiempo con las estructuras. Se sintió humillada por esa derrota", relata la comandante guerrillera Mónica Baltoda-no a Proceso.

Vilma Núñez, reconocida defensora de derechos humanos en Nicaragua y entonces presidenta del Comité Electoral del FSLN, sostiene: "No puedo decir si Daniel no la apoyó o si ella quiso independizarse de él, pero la criticaban porque era muy autoritaria, desordenada en varios aspectos. Era conflictiva, había tenido muchas contradicciones con el grupo de artistas. No sé si era eso o eran otras razones, pero realmente había gente que la adversaba en el FSLN".

Veinticinco años después la situación ha cambiado drásticamente. Los críticos que Murillo tenía en el Frente Sandinista o ya no están o ahora la aceptan y se subordinan a sus preceptos. Su imagen es omnipresente en el gobierno que preside Daniel Ortega. Cada mediodía informa desde al menos tres televisoras y dos radios con cobertura nacional sobre todas las actividades gubernamentales y municipales que se desarrollan en el país. Ningún ministro ni alcalde puede hablar sin su aprobación.

Murillo ha sido una estrecha colaboradora de Ortega, sobre todo desde que regresó al poder en 2007, y es partícipe de los cambios institucionales que se registran en Nicaragua, país que entre el 8 de junio y el 2 de agosto ha vivido un retroceso institucional y una concentración de poder sin precedente.

En el periodo descrito la Corte Suprema de Justicia emitió una sentencia mediante la cual imposibilitó de participar en las elecciones generales de noviembre próximo a la coalición opositora con mayor fuerza; luego el Consejo Supremo Electoral les quitó la diputación a 28 legisladores opositores de la Asamblea Nacional, y finalmente Ortega proclamó como su compañera de fórmula a Murillo.

"Estamos frente a la culminación de un proceso de concentración de poder. Yo diría que estamos ya en la última etapa que comenzó en su parte más importante en 2007, cuando Ortega regresó el Poder Ejecutivo", sostiene la política Dora María Téllez, exguerrillera y disidente del FSLN.

Primer paso: controlar el partido

Para entender cómo Daniel Ortega acumuló tanto...

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