La palabra y el diálogo jurídico

AutorEdmundo Riojas Cantú
Páginas21-22
21
THEMIS | DERECHO Y SOCIEDAD
La palabra y el diálogo jurídico
Mtro. Edmundo Riojas Cantú.
En este breve escrito hago mención
del lenguaje, su importancia y signi-
cación en la vida del ser humano.
Es indudable que el lenguaje impli-
ca la máxima adquisición cultural
que hasta este momento ha logrado
el hombre conquistar y con ello ha
mostrado la máxima creatividad po-
seedora de implicaciones socio neu-
rológicas de gran signicado, pues de
su cerebro emerge la palabra con ese
complejo de neuro transmisores, rea-
lidad cientíca que constituye quizá
una de las máximas hazañas empren-
didas por el ser humano, en la vida, ya
que el acto de aprender a leer y a es-
cribir signica tanto en la vida que de
manera penosa y con gran dicultad
emprendemos ese camino desde la
infancia y en el que todos experimen-
tamos con algunas vivencias morti-
cantes y otras agradables, pero que
felizmente se llega a la adquisición de
esta maravillosa creación y que, con
frecuencia se echa al olvido.
Comenta Martín Alonso: “Nacemos
analfabetos, aprendemos a leer y a es-
cribir, nos convertimos en alfabetos, no
practicamos la lectura y la escritura, so-
mos nuevamente analfabetos”.
En un país como México, donde no se
lee o se lee escasísimamente, y efecti-
vamente hacemos un gran sacricio el
que implica leer las palabras para aso-
marnos a la vida social con el propósito
de dar derechura a nuestra conducta
humana y crear a cada instante nues-
tra argumentación jurídica, misma que
habrá de sostener esa impecable forma
para apropiarse de la realidad median-
te las ideas y los juicios y así robustecer
nuestro pensamiento. El gran escritor
argentino, Jorge Luis Borges, expresa-
ba al respecto de la lectura: “nuestra
vida habrá de ser y debe ser una vida más
entregada a la lectura que, a vivir”, dicho
de otra manera: debemos proponer-
nos hacer que nuestro discurso tenga
en la voz de nuestros alumnos el más
grande y el aliciente y acicate para
abrevar constantemente en los libros
y desprender de ellos la cultura nece-
saria para poder enfrentarse al nuevo
sistema que está por hacer su arribo o
ya se encuentra dentro de la proble-
mática de juicios orales y dar solución
pronta y expedita a la inminente teoría
de la nueva forma procesal, que signi-
ca una gran apertura que nos llevará
hacia la verdad jurídica.
Si nosotros sabemos bien que jamás
llegaremos a comprender la extensión
que implica cada palabra en el lengua-
je en cuanto a su disertación escrita,
habremos de considerar a partir de
esto, que los factores esenciales en
cuanto a la oralidad en el arte de bien
hablar presentarán menos dicultad
por el dominio relativo del lenguaje en
su forma escrita; y no debemos caer
y confundir que la oratoria nos indica
lo preceptivo, pues es Leitmotiv¹ y la
elocuencia que no es otra cosa que el
oropel del estilo, lo cual es susceptible
de ser perceptible y perfectible en el
lenguaje oral. La palabra elocuencia
proviene del verbo latino: eloquor: que
signica claridad, sencillez, naturalidad
y concisión, y en este instante enten-
demos este argumento como el arte
de persuadir: Platón ya lo armaba: “la
razón apasionada”, esto quiere decir al
armar de la elocuencia, que signica
el arte de bien hablar a las pasiones;
y es aquí donde nos acordamos de la
Grecia clásica en el siglo V a. C. y hace-
mos remembranza cuando hacía su
aparición el divino Demóstenes al diri-
girse y ascender al Ágora del pueblo, y
al emprender su disertación arrastraba
“En un principio era el verbo y el verbo era Dios”. Juan 1: 1
La palabra sirve para denunciar: Ayotzinapa: “¿qué cobarde consigna tronchó la vida en el hermoso amanecer de tus hijos?”. Anónimo.
Cuando una sociedad recibe el agelo de la corrupción, lo primero que se gangrena es el lenguaje. Octavio Paz.
“Quien conoce bien las palabras, conoce bien las cosas”. Terencio Varrón.
Creer y crear: he aquí el binomio del buen éxito personal y colectivo. El joven ha de creer vehementemente en sí mismo, en la nobleza y en la
justicia de sus metas. Dr. José Dávalos Morales.

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