Página Tres / Se hacen ovillo con el caos vial

AutorRicardo Omaña del Castillo

Se hacen ovillo con el caos vial

Resulta difícil explicar, y más aún entender, por qué un Gobierno se enreda y confunde con sus propios propósitos, innecesariamente, por cierto. Como en el caso de la vialidad, tema recurrente en los medios de comunicación debido al desorden que prevalece en las calles de la metrópoli. No hay un solo día en que no ocurran percances automovilísticos con saldo de grandes pérdidas materiales y personas lesionadas. Y los decesos de conductores o pasajeros por estos accidentes son cada vez más. Este fenómeno, preocupante en realidad, sería pasado por alto por las autoridades de no ser porque su gravedad es señalada con preocupación por los medios informativos, como lo hizo recientemente EL NORTE al publicar las estadísticas de las personas muertas en accidentes viales en lo que va del año. La explicación pueril que suele darse a lo que ocurre en la vía pública es que "cada vez son más los vehículos que circulan, y por consiguiente, cada vez son más las probabilidades de que ocurran choques y estrellamientos". ¿Eso es todo? Eso es todo. ¿Es o debe ser una maldición vivir en una gran ciudad motorizada profusamente? ¿Debe un automovilista sensato salir a la calle en su vehículo con la idea de que su seguridad es como un juego de lotería en la que obviamente tiene más posibilidades de perder? ¿Debemos desplazarnos de un lugar a otro con el temor de que un "cafre del volante" nos destroce el automóvil o nos mate? Lo cierto es que las calles son una selva donde transitan depredadores consentidos y autorizados por la irresponsabilidad y laxitud de las autoridades viales. De cuando en cuando se diseñan programas u operativos, como los llaman, para poner cierto orden en la vialidad, pero casi siempre son anunciados con fines propagandísticos, y terminan por ser flores de un día, como diría el poeta, pues después de su difusión, desaparecen. Hace unos días, el Gobernador Fernando Elizondo expresó su preocupación por la caótica vialidad en la metrópoli, y dijo que en breve anunciaría un sorpresivo y novedoso plan para abatir o reducir las trágicas consecuencias de los accidentes viales, que en su mayoría tienen dos causas: el alcohol y las altas velocidades. Aquí es donde retomo el comentario inicial sobre la tendencia del Gobierno a enredarse con sus propios hilos. Yo preguntaría: ¿acaso no existe un reglamento de Tránsito en el que se estipulan sanciones para los conductores ebrios y para quienes exceden los límites de...

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