"La orden era disparar y disparar"

AutorBeatriz Lecumberri

JERUSALÉN.- "Recuerdo que era nuestro primer 'shabbat' (sábado) de la guerra. De repente apareció aquel anciano y creo que todos pensamos que podría ocultar explosivos. El soldado que estaba en la torre de control vio al civil y le disparó, pero no logró matarlo. El hombre, malherido, aullaba de dolor, pero los médicos no querían acercarse por miedo a que fuera un kamikaze. Teníamos dos opciones: dejarlo morir lentamente o aliviar su agonía. Decidimos lo segundo. Un tanque fue y lo enterró bajo una montaña de escombros y así acabó todo."

El crudo testimonio de este sargento que participó en la guerra de Gaza forma parte del extenso y desolador informe publicado el lunes 4 por Breaking the Silence. Ocho meses después de la entrada en vigor de la tregua que puso fin a siete semanas de guerra, varias decenas de soldados y oficiales de diferentes unidades decidieron "romper su silencio" y explicar cómo lucharon realmente en Gaza.

De forma anónima -con el fin de no pagar un "precio social demasiado alto"-estos militares describen sus dudas, su angustia a la hora de apretar el gatillo, su desconcierto ante las órdenes de los comandantes, su zozobra al sospechar que muchos blancos eran civiles y el sentimiento extraño de estar en una especie de siniestro videojuego en el que los muertos eran de verdad, pero nadie les pediría cuentas por ellos.

Durante semanas, la mayoría de los soldados actuó, tomó decisiones u obedeció mecánicamente, sin compasión, en silencio y sin hacerse demasiadas preguntas.

"La idea era: 'Si divisas a alguien cerca, dispara'. Sin autorización. '¿Por qué debemos disparar?', preguntamos. 'Porque nadie que no sea un terrorista y que esté en su sano juicio se acerca a un tanque', respondieron. No interesaba si la persona a la que disparábamos representaba una amenaza, y en el fondo aquello me parecía bien. Cuando disparas a alguien en Gaza no le importa a nadie, primero porque es Gaza y segundo porque la guerra es así", resume uno de los soldados.

"Al principio había cosas que me molestaban, pero después de tres semanas en Gaza, disparando contra todo lo que se mueve, ya no sentía nada. Las nociones del bien y del mal se diluyen, se pierden los principios morales y todo se convierte en una especie de juego. Aquello no parecía real", narra un sargento de artillería.

Al regresar a sus casas, aquellos militares comprobaron que sus familias, amigos o vecinos no tenían la menor idea de cómo se había librado la guerra en Gaza y...

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