Opinión Invitada / De ficciones a ficciones

AutorOpinión Invitada

Luis Alfredo Pérez

Hace unos días murió David Mills, un antiguo periodista que colaboró como guionista en varias series de televisión, y en cuya hoja de servicios destaca "The Wire".

En una época en la que casi todos los productos televisivos son bodrios, el triste acontecimiento (tenía 48 años y murió de un aneurisma cerebral, en pleno rodaje de una nueva serie) sirve al menos para recordarnos que de vez en cuando aparece algo brillante en la caja idiota. Y para reflexionar sobre el sentido de las obras de ficción, tan denostadas por quienes juzgan que sólo lo "real" puede aportarnos algo.

En "The Wire" confluyó un grupo de personas muy talentosas. Ex policías, ex periodistas y escritores de primer nivel, cada uno aportó su conocimiento, y entre todos aplicaron a los guiones de la serie dos máximas del mundo de la literatura. Primero, los personajes crecen alrededor de la mano de quien escribe, no del lugar donde viven; y segundo, lo local puede reflejar lo universal.

Fue lo que consiguió "The Wire". Por eso, para un mexicano resulta imposible ver esta serie y no pensar en el México actual.

Puesto de manera simplista, "The Wire" trata sobre la venta de droga en los barrios pobres de Baltimore y los esfuerzos de la Policía para erradicarla.

En realidad, refleja cómo la sociedad está organizada en instituciones que son porosas entre sí: la actividad de una afecta a las demás, y los intereses creados hacen que unas y otras se enreden tanto que resultan indisociables.

Llega un momento en que los políticos dejan de preguntar por el origen de los donativos que reciben. En que la dejadez de los servicios sociales crea viveros para el crimen. En que los adolescentes no tienen otra salida que vender drogas o hacer de matones.

Entre las instituciones que retrata están el Gobierno, la Policía, las escuelas y los medios de comunicación, pero también, y este enfoque fue innovador, las empresas criminales. Según "The Wire", nos guste o no las organizaciones que venden droga han terminado por ser estructurales en nuestras comunidades.

O visto desde otra perspectiva: las instituciones tradicionales no se distinguen de las criminales tanto como queremos creer. Todas tienen aspectos disfuncionales, todas priman sus propios intereses a los intereses de la comunidad o de sus miembros. Se trate de...

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