Ópera y prostitución

AutorMarta Lamas

Nussbaum reflexiona por qué está mal visto que las mujeres tengan sexo para ganar dinero, y hace un paralelismo con lo que ocurrió con las cantantes de ópera, que fueron inaceptables durante la primera época de la ópera, al grado de que los castrati interpretaban los personajes femeninos. La restricción provenía de la creencia de que esa exhibición pública del cuerpo femenino era una forma de prostitución. Como era vergonzoso mostrar el cuerpo a personas extrañas, especialmente cuando expresaba una emoción apasionada, era inadmisible que las mujeres decentes cantaran en público. Las primeras cantantes de ópera fueron tachadas de mujeres inmorales, que se prostituían. Las mujeres podían cantar en familia o en su círculo íntimo, siempre y cuando no lo hicieran para ganar dinero. Esa prohibición (no por dinero, sí por amor) está vigente en nuestros días para ciertas cuestiones y expresa lo que es vergonzoso o inapropiado en una mujer decente.

Ese desagrado y repudio que produjeron entonces las cantantes de ópera hoy lo producen las trabajadoras sexuales. Hoy vemos los juicios y las emociones que subyacían en la estigmatización de las cantantes como irracionales y censurables. Nussbaum señala que si un productor de ópera decidiera hoy no pagarles a las cantantes, argumentando que darles dinero por su talento las denigra, lo tacharíamos de loco. Ella compara esas ideas con las actuales sobre la mercantilización del sexo, y considera que el estigma podría transformarse cuando se desmonten ciertos prejuicios. Hoy en día no está bien visto que las mujeres intercambien sexo por dinero, pero sí que lo hagan por seguridad o, incluso, por regalos o favores. Ella se pregunta por qué un acto aceptado por ambas partes no puede tener un intercambio de dinero.

Nussbaum alega contra el prejuicio de recibir dinero por servicios sexuales y destaca dos factores como fuentes de estigma: uno es creer que el objetivo último del sexo es la procreación o la intimidad, por lo que se considera que el sexo en la prostitución es vil porque no es procreati-vo ni llega a la intimidad; el otro es que esta práctica refleja una jerarquía de género, y contiene la idea de que debe haber mujeres disponibles para que los hombres den rienda suelta a sus "incontrolables deseos sexuales". Por eso, Nussbaum considera que la valoración de la prostitución está vinculada a la visión que se tiene sobre la sexualidad y sobre las relaciones entre mujeres y hombres.

Nussbaum sostiene que...

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