OJO CLÍNICO / Ópera por kilo

AutorEnrique Goldbard

¿Habrá en la actualidad alguna actividad, oficio o carrera profesional que demande a sus ejecutantes que sean obesos? Parecería natural el que en ciertos deportes el peso constituya una cualidad apreciada, como el futbol americano o el sumo.

No obstante la preparación física de que los practicantes de estos deportes hacen gala, la tendencia a sufrir trastornos asociados con la obesidad los persigue toda su vida, en especial una vez que han dejado de dedicarse profesionalmente a estas disciplinas. Las enfermedades cardiacas y la diabetes, aunados a traumatismos de músculos, huesos y articulaciones amplificados por su peso, los aquejan con harta frecuencia.

Se decía también que una cocinera o cocinero que no fuera rollizo no era bueno para la práctica de su oficio, alegando que el hecho de estar constantemente probando la comida, los conducía indefectiblemente a la obesidad.

En este caso en particular, la observación no parece ser más que una conseja, en la actualidad los chefs se ven cada vez más esbeltos.

Muy notoria ha sido también la presencia de cantantes obesos durante el siglo pasado y este, particularmente en el ámbito operístico. Tanto así, que se ha pretendido sostener que el sobrepeso es una cualidad indispensable para un mejor desempeño vocal.

La imagen de una señora de abundantes carnes con casco, lanza y escudo, personificando a la valquiria Brunilda en el área final del Ocaso de los dioses de Wagner, se ha convertido en la personificación caricaturesca de la...

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