La obsecuencia del Senado

AutorJesús Cantú

La ratificación de un nombramiento no es la vía para garantizar la autonomía de una entidad pública; para esto hay que recurrir a opciones en las que es el propio Congreso el que designa: a propuesta del presidente (como es el caso de los ministros del Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el Instituto Federal de Telecomunicaciones o la Comisión Federal de Competencia); sin su participación (como ocurre con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación o el Consejo General del Instituto Nacional Electoral); o a procesos más rebuscados donde el Senado integra listas, de las cuales el Ejecutivo elige y el Senado designa (como es el caso de la Fiscalía General).

La ratificación simplemente pretende evitar la arbitrariedad y discrecionalidad en el nombramiento de los integrantes del gabinete presidencial, los embajadores o algunos otros cargos que forman parte de la administración pública federal; y, desde luego, por esta vía buscar que dichas posiciones las ocupen personas con suficientes merecimientos para ellas.

Para lograrlo es imperativo que los legisladores realicen un riguroso escrutinio de las propuestas presidenciales, pues si lo que prevalece es una aprobación acrítica, el Ejecutivo sabrá que todas sus pretensiones, sin importar la idoneidad del designado, serán ratificadas. Eso es lo que ha sucedido en México hasta hoy y que se comprueba con la ratificación de Arely Gómez como titular de la Procuraduría General de la República, lo que se agrava porque en virtud de un artículo transitorio están en realidad nombrando al primer fiscal general de la nación.

Lamentablemente en México la ratificación se entiende como una deferencia hacia quien propone, como lo señaló textualmente el senador panista Roberto Gil, presidente de la Comisión de Justicia: "... el Senado de la República es deferente frente a la propuesta del Ejecutivo federal; como en muchas otras ocasiones, este Senado de la República no le niega al presidente de la República absolutamente ninguna decisión...".

Como afirman los abogados, "a confesión de parte, relevo de prueba": El Senado muestra su excesiva moderación, su cortesía, su conducta obsecuente con el mandatario, sin importar que la persona propuesta para ocupar la PGR desconozca absolutamente la materia penal, pues en los tres años y medio en los que ocupó la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales (diciembre de 2006 a junio de 2010) ésta prácticamente desapareció. Si...

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