Obama se topó con la ultraderecha

AutorAlejandro Maciel

SAN DIEGO, CALIFORNIA.- Por más que el presidente de Estados Unidos Barack Obama intenta negociar con el Congreso y lograr un acuerdo que lleve a la recuperación económica, todos sus esfuerzos chocan con una pared republicana que no está dispuesta a negociar nada.

La estrategia de los republicanos es clara: si la economía mejora, las probabilidades de que Obama logre la reelección aumentan. Pero si la tasa de desempleo permanece arriba de 8%, sus posibilidades son casi nulas. Esa ha sido la apuesta desde que Obama llegó a la Casa Blanca.

Por eso y ya metido en la campaña de reelección, Obama recorrió el Medio Oeste –una de las zonas más golpeadas por el desempleo– donde se comprometió a enviar un paquete de recuperación de empleo con inversiones en reparación de infraestructura, extensión de los beneficios del desempleo y la extensión a un año de la reducción de impuestos a las nóminas.

“Reto al Congreso a que rechace esta propuesta”, dijo en Iowa el lunes 15. “Ya está claro que los republicanos obstaculizan la recuperación económica por fines partidistas; no les interesa el bienestar del país”, afirmó.

Esa parece ser la apuesta republicana desde que Obama asumió el poder, pero se intensificó después de las elecciones intermedias del 2 de noviembre de 2010, cuando los republicanos arrollaron en todo el país.

Pero ante la opinión pública y hasta entre sus propios seguidores el mandatario estadunidense se ve derrotado por carecer de liderazgo para lograr consenso.

Después de cuatro años y seis meses, la familia Graham, de San Diego, decidió retirar de su casa un enorme mural de Obama y su esposa Michelle. No lo quitaron cuando un grupo supremacista vandalizó su casa a principios de 2008 ni cuando simpatizantes del ultraconservador Partido del Té le lanzaron botes de pintura roja en marzo del 2010.

“Estoy decepcionado”, dice a Proceso Richard Graham, afroamericano de 45 años, desempleado desde hace 18 meses y simpatizante de toda la vida del Partido Demócrata. “Estaba convencido de que con él las cosas cambiarían, pero no ha sido así”, dice mientras quita los últimos clavos que sostenían el mural que él mismo pintó.

Su estado de ánimo es compartido por un número cada vez mayor de estadunidenses de diferentes entornos políticos, económicos e ideológicos.

Las dudas sobre la actuación de Obama se han multiplicado. Lo mismo lo critican sus compañeros de partido que los latinos, los negros, los republicanos, los militantes del Partido del Té, los independientes y ahora, hasta los mercados financieros que lo castigan con las peores caídas desde la quiebra de Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008.

De acuerdo con una encuesta de Gallup dada a conocer el pasado 29 de julio, la aprobación del presidente tuvo una pérdida de 10 puntos entre el 7 de junio y el 26 de julio, ubicándose en 40%. Es decir que seis de cada 10 estadunidenses desaprueban su forma de conducir el país.

Nadie lo quiere

A casi tres años de iniciada su gestión todos tienen algo que reclamarle a Obama. Entre la minoría latina...

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