Obama tiene la culpa

AutorJohn M. Ackerman

El magnate neoyorquino merece todo nuestro repudio como mexicanos desde ambos lados del Río Bravo. Sin embargo, también es importante reconocer que la situación actual no surgió de la nada, sino que es producto de la desidia y la traición de Barack Obama, Hillary Clinton y todos los demócratas a la causa de los migrantes cuando ellos tenían las riendas del poder en las manos.

Obama nunca fue amigo de México o los mexicanos. El expresidente y su canciller siempre dieron un espaldarazo cómplice y ciego a los gobiernos corruptos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Obama también deportó a más de 3 millones de inmigrantes durante sus ocho años en la Casa Blanca, más que cualquier otro presidente en la historia de Estados Unidos. No por nada ganó el mote de "Deportador-en-Jefe" entre la comunidad de defensores de los derechos de migrantes.

Obama también demostró su desprecio hacia los migrantes cuando dejó que se muriera el Dream Act, que hubiera legalizado formalmente a cientos de miles de jóvenes mexicanos. Sobre todo durante los primeros dos años de su administración, cuando el Partido Demócrata controlaba la Cámara de Representantes entre 2008 y 2010, Obama pudo haber aprobado esta ley aun por encima de la oposición del Partido Republicano. Sin embargo, el presidente prefirió utilizar la popularidad y el poder político del que gozaba al principio de su administración para empujar otros temas de política interior y exterior. A los migrantes en la fila.

Sin embargo, de manera hipócrita, cuando Obama temía perder su reelección en 2012 de repente se dio cuenta de que debía hacer algo para garantizar el voto de los "hispanos", el término que se utiliza en Estados Unidos para referirse a todos los residentes que tengan alguna ascendencia latinoamericana. De lo contrario, indignado por el maltrato por su administración, este sector podría haberlo abandonado y ejercido un voto de castigo en su contra.

Así que unos meses antes de las elecciones de noviembre de 2012, Obama se sacó de la manga un nuevo programa, el ahora famoso Deferred Actionfor Chil-dren Arrivals (DACA), que ofrecía algunas protecciones estrictamente temporales a una parte de la comunidad de los dreamers. Este programa generó gran esperanza y expectativa entre la comunidad migrante, pero en realidad no fue más que atole con el dedo. En lugar de empujar la aprobación por el Congreso de la Unión de una ley que legalizaría formalmente a los jóvenes migrantes, Obama prefirió la ruta...

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