Oaxaca vive

Frustrado por su incapacidad de someter a un pueblo tan fuerte y consciente, el poder ha respondido una y otra vez con violencia y represión. La masacre cometida por el Estado el pasado 19 de junio en Asunción de Nochixtlán constituye la continuación de más de 500 años de ataques sistemáticos en contra de los pueblos de la Mixteca, una de las zonas más aguerridas del estado y del país. Y la detención arbitraria de docenas de presos políticos ha sido práctica común a lo largo de la historia de Oaxaca con el fin de apaciguar el fuego de la rebelión de los de abajo.

En 1996, el presidente Ernesto Zedillo y el gobernador Diódoro Carrasco detuvieron arbitrariamente y torturaron a cientos de indígenas zapotecos de la comunidad de San Agustín Loxi-cha, en Pochutla, con el fin de evitar una réplica del levantamiento social que había ocurrido dos años antes en Chiapas con el surgimiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional. No importaba si los detenidos eran culpables o no de algún delito. El objetivo era asustar y escarmentar a toda la población.

Hoy, 20 años después, siguen presos seis grandes líderes sociales loxichas por delitos que jamás cometieron. La supuesta "transición democrática" no los ha tocado ni con el pétalo de una rosa.

En el momento de su detención, Agustín Luna servía como presidente municipal constitucional y Fortino Enríquez como síndico municipal. Ambos hoy purgan sus condenas en el penal de Ixcotel, en la ciudad de Oaxaca, junto con sus colegas Justino Hernández (quien tenía apenas 20 años cuando fue detenido), Abra-ham García y Álvaro Ramírez. Un sexto integrante del grupo, Zacarías García, se encuentra recluido en el penal federal de Miahuatlán.

El pasado viernes 26 de agosto acudimos una comisión de periodistas, académicos y legisladores al penal de Ixcotel para visitar a los presos políticos. Tuvimos la oportunidad de dialogar con los dirigentes sociales y recibir de sus manos cartas profundas y conmovedoras. En su misiva, Agustín Luna explica que "nuestro único delito es ser indígena zapoteco del sur, vivir en la marginación y pobreza extrema, trabajar de la mano con nuestros hermanos del pueblo y pensar diferente a la clase en el poder" (texto completo disponible aquí: www.soberaniapopularmx. blogspot.mx).

También tuvimos el honor de encontrarnos en Ixcotel con la nueva generación de presos políticos, jóvenes héroes para quienes la supuesta "transición democrática" no es sólo un mito sino también una burla...

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