La adopción homoparental, una realidad en México

AutorLic. Brenda Pulido Luna
Páginas22-27

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En realidad, son pocos los países en el mundo que han acogido leyes que otorgan a los homosexuales los mismos derechos que a los heterosexuales en materia de enlaces matrimoniales y adopción. Entre ellos destacan Bélgica, Canadá, España, Holanda, Noruega, Sudáfrica, Suecia y algunas ciudades de Estados Unidos de Norteamérica y muy recientemente, en Latinoamérica: Uruguay.

Si bien es cierto que en nuestro país esto es válido solamente en el Distrito Federal, por el interés y la discusión que ha provocado el matrimonio homosexual, tal parece que la puerta se ha abierto para que otros Estados, e incluso en la legislación federal, se haga lo mismo. Sin embargo, por lo que hace al tema de la adopción, el asunto se ha tornado más complicado y merece un tratamiento más exhaustivo y profundo para decidir sobre su viabilidad.

La adopción homoparental consiste en que un niño pueda ser adoptado, y así, legalmente hijo de los dos miembros de una pareja compuesta por dos personas del mismo sexo. A partir del 2009, la adopción homoparental es un derecho reconocido en:

Andorra,

Bélgica,

Canadá,

Dinamarca,

España,

Guam,

Islandia,

Israel,

Noruega,

Países Bajos,

Reino Unido,

Sudáfrica,

Suecia,

Uruguay,

Australia (ciertos territorios),

Estados Unidos1.

En Alemania, Finlandia y Francia es legal la adopción del hijo del otro miembro de una pareja de hecho o unión civil.

Esta situación nueva y el debate que ha generado; por un lado, el tema de los matrimonios entre personas del mismo sexo y por el otro; la adopción homoparental, se considera por muchos como la primer fractura desde la creación de la unión formal, legal y matrimonial entre personas de diferentes sexos. El problema radica en los derechos. Las minorías tienen derecho a existir y a no sufrir la discriminación, pero las mayorías también tienen derechos. El problema parece centrarse en cuando las minorías imponen autoritariamente sus derechos por encima de los derechos de las mayorías.

El asunto de los matrimonios y las adopciones entre personas del mismo sexo, queramos reconocerlo o no, rompe con concepciones tradicionales sobre la familia y con criterios morales de la mayoría. El asunto de los homosexuales podría padecer el mismo problema que con el aborto: la sociedad reconoce el problema, pero no parece tener la madurez o estar preparada para discutirlo abiertamente.

La sociedad ha ido modificado sus valores y concepciones. Han nacido nuevos agentes sociales, con sus respectivos derechos. Pero el problema radica cuando algunos partidos políticos pretenden imponer los derechos de las minorías por encima de los derechos de las mayorías sin apelar al consenso.

Dado que este es un tema sumamente controversial, resulta conveniente revisar la forma en que se ha desarrollado en otras naciones que ya han venido trabajando sobre este asunto, y hacer referencia de las opiniones de quienes están a favor y en contra de esta figura, que sin duda se presenta como una necesidad y como un reflejo de una nueva sociedad mexicana. Al efecto me parece pertinente puntualizar que, más allá de las pugnas ideológicas y de la defensa de los derechos de las minorías, en este tema de las adopciones de menores por matrimonios de personas del mismo sexo, está de por medio el destino de seres indefensos a los que se les pretende dar un “verdadero hogar” y a los cuales se les tiene que garantizar un entorno óptimo para su desarrollo. En todo caso, estar atentos a si se prioriza el “interés superior del menor”, como disponen los tratados internacionales en la materia.

Países que ya han regulado la adopción homoparental

Uruguay se convirtió en el primer país de América Latina donde se permita este tipo de adopciones. Uruguay tiene una regulación que permite adoptar a parejas homosexuales con los mismos derechos que las parejas heterosexuales. En el resto de los países señalados, la adopción se permite pero con ciertas limitaciones.

Los uruguayos han aprobado recientemente el derecho a la adopción por parte de parejas homosexuales que hayan convivido un mínimo de cuatro años y tengan al menos 25 años de edad. La aprobación no implica la legalización directa, ya que la ley establece que el adoptado llevará el apellido paterno y materno, por lo cual existe una discusión entre magistrados sobre el alcance de la ley. Algunos jueces han ya solicitado a los legisladores de emita una ley interpretativa en este delicado asunto.

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De esta manera, Uruguay forma parte de los países que autorizan la adopción de niños a parejas del mismo sexo, como España, Holanda, Bélgica, Suecia, Gran Bretaña, Noruega, Dinamarca, Alemania, Sudáfrica, Canadá y Estados Unidos.

En el Continente Europeo holanda fue el país precursor. En el mes de abril de 2001 autorizó la adopción de niños a una pareja del mismo sexo. En España igualmente se permite la adopción homoparental desde la regulación del matrimonio entre personas del mismo sexo. En el país ibérico anteriormente en algunas de sus comunidades autónomas ya se permitía la adopción conjunta a las parejas de hecho. España se significó como el primer país que estableció la igualdad total en lo relativo a la adopción y matrimonio para las parejas del mismo sexo, puesto que cuando entró la nueva legislación española en vigor, el 3 de julio de 2005, la legislación holandesa no contemplaba la posibilidad de que las parejas homosexuales adoptasen niños extranjeros.

En España se han realizado estudios sobre este asunto (aunque con diversos problemas metodológicos que han puesto en duda sus resultados), y en ningún caso ha quedado probado el hecho de que un menor sufra problemas psicológicos por que sus padres sean homosexuales. Incluso, en varios de esos estudios se estima que tanto una pareja homosexual, como heterosexual, pueden educar de igual modo a los niños. Si bien es cierto que hasta que no se produzca una "reeducación" de la sociedad estos niños, en algunos casos, pueden sufrir rechazo. Sin embargo, hay opiniones por las cuales está claro que el entorno idóneo para la crianza de un menor es en una familia llamada tradicional; es decir, compuesta por la madre, el padre y los hijos. En todo caso...

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