Las y los nuevos mexicanos
Autor | Tonatiuh Guillén López |
La trascendente reforma constitucional prácticamente ha pasado inadvertida y no se han valorado sus enormes consecuencias. No obstante, el acto jurídico implementado por la potestad soberana de la Nación implicó transformar a la Nación misma y a sus integrantes. Cambió el número de personas mexicanas y sus espacios sociales y territoriales, marcando el futuro de manera profunda.
¡Vaya manera de conmemorar el Bi-centenario de la Nación: modificando su estructura de forma espectacular! Pero al mismo tiempo, todo sucedió casi sin darnos cuenta, sin fiesta o celebración alguna. Nos pasó de noche el proceso legislativo que ajustó el Artículo 30, en el que intervinieron el Senado, la Cámara de Diputados y las Legislaturas de los estados.
Sin entrar ahora en detalles, veamos la consecuencia mayor, refiriéndonos a las y los nuevos mexicanos que principalmente viven en los Estados Unidos. De un momento a otro, 12 millones de personas nacidas en ese país, de padres o madres mexicanas -nacidos también en los Estados Unidos-, pasaron a ser reconocidos por la Nación como mexicanos en igualdad de términos a los mexicanos nacidos en el territorio. Tan mexicanos como quien haya nacido en Chiapas, Yucatán, Chihuahua o en cualquier otro estado del país.
Son nuevos mexicanos y mexicanas con capacidades plenas. Así lo establece la Constitución a partir del 18 de mayo pasado. Nada más y nada menos. En conjunto, somos así una nueva nación, la nación transterritorial, que además, como indica la Constitución, es única e indivisible. No existen dos naciones; no existen ellos y nosotros; no existen los de aquí y los de allá.
La Nación mexicana ha extendido su manto y, por consecuencia, sus propias bases sociales de reproducción, desde ahora y en adelante, tanto en el territorio como fuera de éste. En otras palabras, México se reproduce aquí y allá. La Nación es formal y explícitamente transterritorial y lo seguirá siendo en el futuro, con mexicanas y mexicanos con plenos derechos residiendo literalmente en cualquier parte y heredando la nacionalidad a su descendencia sin restricción. Gran, enorme asunto.
En sentido estricto, la Nación transterritorial surgió en 1997 con la reforma constitucional de ese año. Con esa reforma, padres y madres mexicanos -únicamente los nacidos en el territorio mexicano- podían heredar la nacionalidad a su descendencia nacida en el extranjero, sin que la doble nacionalidad fuera obstáculo. De hecho, la reforma fue muy importante por...
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