El Nuevo Paradigma del Combate a la Corrupción

AutorDr. Alejandro Romero Gudiño
CargoDoctor en Derecho y Titular de la Unidad de Evaluación y Control de la Comisión de Vigilancia de la ASF en la Cámara de Diputados, LXII Legislatura
Páginas28-32

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Desde el año 2012 se ha colocado en la agenda pública la necesidad de constituir un sistema nacional de lucha contra la corrupción. El tema ha ocupado cada vez más, un lugar entre las mayores preocupaciones de los mexicanos, como muestra la antología, México: Anatomía de la Corrupción.1Pero si todavía hay quienes tienen la idea de que es un problema localizado y que en buena medida “no tiene consecuencias” o que “no hace mal a nadie”, en la excelente antología La corrupción en México: transamos y no avanzamos2, se ejemplifican y analizan los efectos del fenómeno en diversos sectores, con lo que es posible determinar que sí existe un efecto real político, económico y social.

En términos políticos, la corrupción socava las bases de la confianza en las instituciones que son necesarias para que exista una ciudadanía participativa y una democracia efectiva. En términos económicos, encarece los bienes y servicios, limita las opciones de desarrollo para toda la población, en particular los más pobres. Según algunas estimaciones, en México representa un menoscabo al crecimiento del país de entre 2 y 9% del pib3. Lo que notoriamente supone un rezago acumulativo en el desarrollo nacional y, por lo tanto, un círculo vicioso de déficit institucional. Este problema no sólo requiere de una reforma institucional, ya que, a pesar de los malos resultados reportados por Transparencia Internacional, los datos del Worldwide Governance Indicators del Banco Mundial, indican que nuestro país posee instituciones evaluadas de forma positiva. Existe también un efecto social que no es menos importante. Me refiero a la reproducción de una cultura de la corrupción, que ve como normal, aceptable y previsible que ciertos asuntos se manejen de la forma que consideramos corrupta. En conclusión, se tiene que avanzar en varios frentes simultáneamente, el institucional y el educativo.

El 17 de mayo de 2015 se publicaron las Reformas Constitucionales que crean el Sistema Nacional Anticorrupción en torno a los 4 órganos principales que lo integran: Secretaría de la Función Pública (sfp) y sus Órganos Internos de Control (oic), la Auditoría Superior de la Federación, el Tribunal Federal de Justicia Administrativa (tfjfa) y la Fiscalía General de la República (fgr) a través de la Fiscalía Especializada en el Combate a la Corrupción (fecc) (gráfica 1).

Las reformas establecen el gran marco que permite el fortalecimiento de las instituciones existentes, la creación de nuevas instituciones, así como las leyes secundarias necesarias para su aplicación. Se modificaron 14 artículos de la Constitución mexicana que atañen a los 3 Poderes y los 3 niveles de gobierno, creando virtualmente 5 subsistemas: Control de los recur-sos públicos, Coordinación entre las autoridades de todos los órdenes de gobierno, Prevención, detección y sanción de responsabilidades administrativas, Persecución y sanción de hechos de corrupción, así como Fiscalización Superior.

El artículo 113 establece que las entidades federativas crearán sus propios sistemas anticorrupción a escala local y también que el Sistema contará con dos importantes instancias colegiadas, el Comité Coordinador del Sistema y el Comité de Participación Ciudadana.

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Estos cambios anticipan la introducción...

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